Rossen Milanov, el nuevo director de la Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), cuenta con el apoyo unánime de público y orquesta, logrando un nuevo éxito rotundo en su segunda visita después del nombramiento, para dirigir otro de los programas de la temporada de la OSPA. No es de extrañar que Milanov guste, y mucho, teniendo en cuenta la calidad musical que la OSPA alcanza en sus conciertos, como pudo escucharse esta semana en Gijón y en Oviedo. Con una labor de dirección clara y expresiva, Milanov demostró una vez más su experto dominio de la orquesta, rica en texturas y matices sensibles.

El poema sinfónico «La isla de los muertos», obra poco transitada -al menos en Asturias- de Rachmaninov, abrió el programa, en una interpretación preocupada por la atmósfera poética de la obra, que se inspira en el cuadro del pintor simbolista Arnold Böcklin. Una visión posromántica, descriptiva, que Milanov cinceló con gran fluidez en la orquesta, conduciéndola hasta el paroxismo, con unidad y equilibrio entre las secciones.

Otra obra poco presente en los programas es el «Concierto n.º 1 para violín» de Bartók, que supuso la visita de Albena Danailova, concertino de la Filarmónica de Viena, que abordó, por primera vez, la parte solista de esta obra. Destacó la calidez de Danailova en el lirismo continuado del «Andante», en contraste con el segundo movimiento «Allegro», de carácter más experimental. Con Milanov al frente, hay que destacar también, en este Bartók, la labor de la OSPA, perfectamente fundida, y con exquisitos detalles tímbricos en el diálogo con la solista.

Con los conocidos «Cuadros de una exposición» de Mussorgsky, orquestados por Ravel, la segunda parte del concierto adquirió un nuevo concepto, a través del paseo por la exposición imaginaria, que dio lugar a una serie de instantáneas musicales, concebidas por la OSPA con gran precisión, vitalidad y colorido. Gran control orquestal, así, por parte del director, en una obra que se vuelve trepidante y que requiere el máximo nivel de los profesores de la orquesta para lograr, como fue el caso del concierto del viernes, toda la plasticidad sinfónica de un viaje de cuento fascinante.