Oviedo, M. S. M.

El castro de Coaña es uno de los yacimientos con mayor superficie excavada de Asturias, y debió ser «uno de los poblados más notables de los conocidos en Asturias durante la Edad del Hierro», sostiene Ángel Villa. Aunque en principio se atribuyó su fundación a época romana, con un momento de mayor vitalidad en el siglo I d. C, hoy investigaciones mucho más completas demuestran la gran antigüedad del poblado, que se remonta a momentos tempranos de la Edad del Hierro, tal como demostraron los trabajos en «el recinto sacro», saunas y puerta de la acrópolis.

Así lo suscribe el arqueólogo Ángel Villa, que repasará estos y otros datos de la historia del castro en la conferencia que cierra mañana, jueves, a las siete y media de la tarde, en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), el ciclo dedicado a la Prehistoria.

Titulada «El castro de Coaña: un poblado fortificado en los albores de la historia y también de la arqueología en Asturias», la conferencia de Ángel Villa permitirá conocer los pasos que desde el siglo XIX convirtieron al Castelón de Villacondide, como también se le conoce, en un yacimiento que ejemplifica como nadie la historia de la actividad arqueológica en Asturias.

Levantado sobre una pequeña colina y delimitado por una gruesa muralla a la que precede, en todo su perímetro, un foso excavado en la roca que aún puede observarse junto a los cuerpos de guardia que flanqueaban la vía en la entrada al recinto, el castro fue sometido en los últimos años a intervenciones de consolidación en las viejas saunas castreñas y las fortificaciones de la acrópolis, lo que permitió el conocimiento de las fases más antiguas de ocupación del poblado.

Para Villa, la actuación permite reinterpretar el significado de los edificios termales como primeros santuarios «urbanos» conocidos en nuestra historia, «aunque tenidos hasta hace poco tiempo como simple remedo de termas romanas».