Washington, Efe

El presidente estadounidense, Barack Obama, conmemoró el pasado viernes desde la Casa Blanca el mes del orgullo gay y prometió a homosexuales, bisexuales y transexuales que seguirá luchando por la igualdad y «cambios duraderos» para el colectivo. Pese a que Obama conmemora todos los meses de junio desde que llegó a la Presidencia el mes del orgullo gay, éste es el primero desde que hiciera público su apoyo a las bodas de personas del mismo sexo, una declaración que se da en pleno año electoral.

Obama aseguró que los homosexuales están siendo testigos del progreso y «cambio duradero» que prometió al llegar a la Presidencia en 2009, y citó las leyes aprobadas contra la persecución y abusos contra los gays, contra la discriminación sanitaria por la orientación sexual, o a favor de la lucha contra la discriminación de los infectados con el virus VIH.

«Tras décadas de inacción e indiferencia, tenéis toda la razón y derecho de presionar en voz alta y con fuerza por la igualdad», aseguró Obama, quien recordó también que se ha puesto fin a las normas tácitas discriminatorias en las Fuerzas Armadas. «El Congreso necesita aprobar legislación para que ningún estadounidense sea despedido simplemente por ser gay o transexual», aseguró Obama, quién también pidió que los soldados puedan servir en el Ejército sin ocultar su sexualidad. Obama dijo que los matrimonios homosexuales demuestran la evolución de la sociedad estadounidense y bromeó, en ese sentido, «Michelle (la primera dama) y yo ya hemos tomado una decisión».

El presidente recordó que el progreso social y la inclusión de los homosexuales se logra gracias a la acción de los activistas y las personas comunes, que abren los ojos de la sociedad «con la fuerza del ejemplo», y recordó que él será un apoyo desde la Casa Blanca.

Por otra parte, el político homosexual tory Nick Herbert, secretario de Estado, acusó a los líderes de la Iglesia de Inglaterra de «intolerantes» con relación a su postura sobre los planes del Gobierno de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. «Me considero cristiano y jamás en mi vida me he sentido más distanciado de la Iglesia», afirma el político en «The Times».