Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

En la sanidad pública asturiana «no sobran médicos». Éste es uno de los mensajes que los responsables del Sindicato Médico de Asturias (SIMPA) transmitieron el pasado martes al consejero de Sanidad, Faustino Blanco, en el primer encuentro celebrado desde que el equipo de Javier Fernández asumiera el Gobierno del Principado. La citada advertencia tiene como telón de fondo la próxima ampliación de la jornada laboral de los profesionales sanitarios, que pasará de 35 a 37,5 horas semanales.

El Ejecutivo regional anunció el pasado 27 de junio el citado aumento de la jornada laboral para el conjunto de la Administración autonómica, una medida que se limita a aplicar la normativa impulsada por el Gobierno de Mariano Rajoy. En aquel momento, el Gobierno de Fernández precisó que «esta decisión forzará la reducción de la contratación de unas 1.000 personas de un colectivo de empleados temporales de casi 10.000».

Habida cuenta de que el sistema sanitario público aglutina a unos 15.000 de los más de 35.000 empleados del Principado, cabe deducir que -al menos sobre el papel- que deberían ser varios centenares los trabajadores sanitarios interinos y temporales afectados por el recorte. Aún no se conoce el impacto del recorte en la plantilla del Servicio de Salud del Principado (Sespa), pero los dirigentes del SIMPA -encabezados por su secretario general, Antonio Matador- se han apresurado a indicar al consejero Blanco que, en caso de ajustar plantilla, no mire hacia los médicos. «El Consejero enfatizó que el ajuste económico que se exigirá tendrá repercusión inevitable en el empleo», señalaron los responsables del Sindicato Médico.

El consejero de Sanidad explicó a la plana mayor del SIMPA que, en la nueva legislatura, el Servicio de Salud asumirá mayores cotas de protagonismo en la gestión de la sanidad pública regional.