Oviedo, P. Á.

Faustino Blanco (Gijón, 1953) asumió la cartera de Sanidad el pasado 28 de mayo. Dejaba atrás 18 años de trabajo en el centro de salud gijonés de El Coto. Antes, había sido el primer gerente del Servicio de Salud del Principado (Sespa). Al día siguiente de su toma de posesión, Martes de Campo, festivo en Oviedo, despachos vacíos, experimentó el vértigo de hacerse cargo de una Consejería de extraordinaria sensibilidad social y necesitada de reformas profundas. En la entrevista que sigue, expone algunas de las líneas estratégicas de su Departamento.

-Está tardando en completar su equipo. ¿Tanto trabajo le está costando encontrar gente?

-No ha sido ninguna dificultad. Es más, tengo que decir que no he recibido ninguna negativa.

-¿Ninguna?

-Ninguna. Quizá porque me dirigí a personas responsables y comprometidas con lo público a las que propuse un proyecto en el que se identificaba muy bien su papel.

-Faltan nombramientos en el Sespa.

-Vamos a completar el organigrama en los próximos días. Hemos hecho un equipo muy fuerte, con perfil de rigor y criterio.

-En la Junta se quejó de que los gestores sanitarios están muy mal pagados.

-Me preocupa exigir a las personas un enorme esfuerzo, un enorme compromiso y un desgaste profesional, siendo consciente de que les supone una renuncia retributiva.

-¿Cuánto ha de ganar un gestor sanitario?

-Si quieres un gestor de perfil alto, entregado a su trabajo, tienes que retribuirlo al menos como estaba en su puesto de origen, eso es lo mínimo. Tampoco creo que haya que asemejarlos a los altos directivos de determinadas grandes empresas, pero si un médico tiene, por ejemplo, unos ingresos de 80.000 euros anuales brutos, no me parece que un gestor, que tiene que liderar esos equipos, tenga estar por debajo.

-¿Los gestores pierden el plus de carrera profesional, que en el caso de los médicos puede llegar a 12.000 euros anuales?

-Ahora mismo lo pierden.

-¿No sería conveniente apartar de estas tareas a los médicos, que han de tomar decisiones impopulares sobre compañeros, y pensar más en economistas?

-Casi siempre la virtud está en el punto intermedio. El médico no tiene por qué ser mal gestor. Puede haber médicos que sean buenos gestores. No tengo esa reserva.

-Dos economistas, Jaime Rabanal y Montserrat Bango, serán los gestores de las áreas sanitarias de Oviedo y Gijón, las más importantes de la región.

-Así es. Y en el Consejo de Administración del Sespa del próximo martes y en el Consejo de Gobierno del miércoles irán todos o casi todos los nombramientos que faltan.

-¿Todos economistas?

-Habrá economistas y médicos.

-En su discurso programático ha anunciado una reconfiguración de los hospitales comarcales.

-Lo decisivo es desarrollar una estructura más en red. El proyecto de reducción de áreas sanitarias pretende articular redes hospitalarias. Utilizar la tecnología de la información, la tecnología médica? Si un cirujano puede operar desde Nueva York a un paciente de Tokio, es evidente que el futuro va a depararnos posibilidades muy ventajosas.

-¿Pasa a la historia el hospital comarcal general, dotado de todas o casi todas las especialidades?

-Al contrario, será general, pero no tendrá que desarrollar todos los servicios. Lo que importa es que sean más flexibles, capaces de dar respuesta a las necesidades de sus territorios, que son cambiantes. Debemos huir de modelos rígidos y pasar a modelos dinámicos.

-Los hospitales Valle de Nalón y Álvarez-Buylla son muy similares y están separados por una distancia muy corta. ¿Se mantendrán sus actuales estructuras?

-Tendrán que entenderse entre sí para dar una prestación de servicios a su territorio. Eso suponiendo que la reducción de áreas signifique fusionar en una las de Langreo y Mieres, que parece lo natural. Pero evitando el trasiego. Tienen que ser hospitales cooperativos, sin que nadie quite nada a nadie. Todos los hospitales van a tener que someterse a mutaciones. No sólo los pequeños. El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), por ejemplo, también.

-Hablando del HUCA, llega Jaime Rabanal de gerente al área sanitaria de Oviedo. ¿Qué pasará con el gerente en funciones del HUCA, Ricardo Arbizu?

-Ha demostrado que es una persona muy profesional y muy seria. Va a seguir en la organización desempeñando un puesto importante.

-Ha anunciado una reducción del número de áreas sanitarias. Esa propuesta lleva años sobre la mesa, pero nadie se ha atrevido a poner el cascabel al gato.

-Es un compromiso programático. Me sorprendería mucho que surgiesen dificultades para desarrollarlo. ¿Habrá resistencias? Seguro, pero pienso que serán manejables. Nadie percibirá que pierde cosas.

-¿Se cerrará algún equipamiento sanitario?

-No está previsto el cierre de ningún equipamiento. No voy a desmontar ninguna estructura, pero sí debo transmitir a todo el mundo que no estamos para inversiones nuevas, salvo que surjan situaciones urgentes. El capítulo de inversiones es una de las claves del ajuste de gasto.

-¿En qué otros epígrafes va a aplicar recortes?

-El gran monto se deriva del ajuste al que nos obliga el Estado. Hablo fundamentalmente del capítulo I, la jornada de trabajo, con la aplicación de las 37,5 horas; y sobre los capítulos II y IV: gasto corriente y transferencias corrientes.

-¿Se hacen guardias innecesarias? ¿Se recortarán?

-Si una guardia es estructural para algo ajeno al servicio, o se mantiene con el argumento de que siempre se hizo así, se revisará. Para esas cosas hay que contar con los profesionales. No creo que sea un capítulo sustantivo de ahorro.

-El Gobierno de Foro mantuvo unos niveles contenidos de lista de espera.

-Lo que hizo Foro fue poner la máquina a producir para bajar lista de espera artificialmente. Lo que no vale son medidas coyunturales. Eso es adulterar el producto. Foro no hizo nada sustantivo, sino simplemente poner recursos. Si hubiera hecho algo valioso lo aprovecharíamos, pero no hemos visto ninguna idea creativa. Foro no me parece una referencia en ese sentido, y en muchas otras cosas tampoco.

-Pero lo cierto es que las listas de espera se contuvieron.

-A las listas de espera vamos a darles una vuelta. Estamos muy enganchados al debate sobre la lista de espera quirúrgica, que creo que genera poco problema, aunque queremos acotarlo y que la gente sepa en qué tiempo puede resolverse su proceso. A mí me preocupa bastante más, y ahí voy a poner el énfasis, mejorar la lista de espera de consulta. Porque mientras en la lista de espera quirúrgica la gente está diagnosticada y sabe lo que tiene, la de consulta es muchas veces diagnóstica, de pacientes que no saben con precisión qué les pasa.

-¿Se va a cerrar el año sin esperas de más de seis meses?

-Creo que vamos a poder cumplirlo razonablemente.

-Todos sus antecesores han anunciado una mayor apuesta por la atención primaria.

-Voy a apostar por ella. En primaria hay que reorientar muchas actividades. Han empezado a aparecer cosas nuevas, por ejemplo listas de espera, una cosa que nunca he entendido, y así lo manifesté también cuando estuve en la asistencia. En mi organización no van a existir. Es un problema puramente organizativo.

-¿Hay exceso de demanda?

-Existe una sensación de desencanto y de desmotivación. Tenemos que actuar sobre la burocracia innecesaria, el papeleo que no lleva a ningún sitio. Ese ejercicio de desburocratización tenemos que hacerlo entre todos. ¿Cómo puede ser que entre centros de salud que atienden poblaciones semejantes uno de ellos no tenga lista de espera y registre una media de 30 pacientes por profesional y día, y otro tenga 60? La diferencia sociológica puede permitir un 10 por ciento, pero no el 100 por cien. Hay algo que se está induciendo, y no lo induce el sistema, lo induce la organización. Quiero un profesional que sea médico o enfermera, no un burócrata. Por otra parte, la gestión clínica ha dado buenos resultados en primaria, y hay que seguir apostando por ella.

-¿Y en los hospitales?

-Ha producido más ruido del necesario. Debemos alejar la idea de que el profesional implicado en la gestión clínica está alineado políticamente. El profesional tiene que estar alineado con la organización. Eso no significa ser servil ni tributario de nada, sino remar en la misma dirección.

-¿Se ha abusado de la libre designación en los últimos tiempos?

-No quiero hacer juicios sobre el pasado. Lo que digo es que todo lo que tenga la vocación de tener a la gente pegadita al poder quiero eliminarlo. Quiero una organización profesional, pero eso no significa que cada uno dispare hacia donde se le ocurra. Yo no entiendo el denostar a la organización en la que trabajo. Puedo ser crítico, y es fundamental serlo, pero siempre sobre la lealtad institucional.

-¿Se actuó con premura en el copago de fármacos?

-Quisimos dar un mensaje: que somos un Gobierno responsable que en absoluto practica la insumisión. Quizá hubo imprevisión por parte de la Administración central. Nosotros hemos procurado ser impecables y no hemos observado un nivel de queja alto, aunque se produjeron errores de asignación de códigos que subsanamos con diligencia.

-El SIMPA ha vuelto a reclamar la supresión de la dedicación exclusiva obligatoria de los médicos de la sanidad pública. ¿Por qué Asturias es la única autonomía que mantiene esta norma?

-Es una cuestión de concepto, y por supuesto sujeta a la legalidad. En su momento se abrió la ventanilla para que la gente eligiera, y de ese proceso tenemos 150 médicos que no tienen dedicación exclusiva. Y a 50 ó 60 de ellos se les ha respetado su condición de jefe de servicio o de sección. En un colectivo de unos 4.000, ¿de qué estamos hablando?

-De esa opción de elegir ya han pasado nueve años. Los que entraron luego no han podido elegir.

-Ya, pero cuando entraron sabían muy bien las condiciones. No conozco en el mundo ninguna empresa vinculada al conocimiento y a la tecnología, como es la medicina, que no exija dedicación exclusiva.

-Las empresas privadas compiten entre sí. ¿La sanidad privada compite con la pública o la descarga de trabajo, teniendo en cuenta que la pública seguimos pagándola todos, usémosla o no?

-Yo no voy a definir cómo tiene que ser el mercado sanitario. Sólo debería ser así si la sanidad privada demuestra, cosa que no ha sucedido, que es más eficiente que la pública.

-¿Existen «chanchullos» entre los centros sanitarios públicos y las consultas privadas?

-Eso no quiero ni analizarlo, ni me lo planteo, porque no me parece relevante. Mi obligación es que el profesional de la sanidad pública tenga satisfacción de pertenencia y cultura de organización.

-¿Qué conclusión sacó del lápiz de memoria vacío que le entregó su antecesor en el cambio de cartera sobre el supuesto de que allí estaba toda la información que usted necesitaba saber?

-No voy a hablar de ese asunto porque no es algo que me produzca una gran satisfacción. Cada uno es rehén de su pasado, y el pasado reciente de algunos me parece, cuando menos, preocupante.