Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

La ampliación de la jornada laboral de los empleados públicos de 35 a 37,5 horas semanales dará lugar a una novedad histórica en la sanidad pública asturiana: los centros de salud y los hospitales comenzarán a funcionar por las tardes como parte de la jornada ordinaria de los profesionales. El consejero de Sanidad, Faustino Blanco, quiere empezar a aplicar este sistema organizativo en septiembre. «Los efectos tienen que verse a final de año. Nuestro compromiso es cumplir el plan de ajuste, y todo el mundo tiene que saber que si queremos hacer el sistema más sostenible tenemos que hacerlo más productivo», precisó Blanco.

Según el consejero, este cambio está llamado a convertirse en una de las principales vías de recorte del gasto sanitario: permitirá reducir las contrataciones y también los programas de quirófano de las tardes, popularmente conocidos como «peonadas», cuyo objetivo es aligerar las listas de espera y que tradicionalmente han conllevado una retribución adicional a los profesionales.

«Vamos a hacer que las 37,5 horas sean de jornada efectiva, y eso nos permitirá ajustar el gasto en el capítulo de personal», explicó el titular de Sanidad a LA NUEVA ESPAÑA. La letra pequeña de la reorganización está pendiente de negociación con los sindicatos, pero Blanco advierte que implantar el trabajo vespertino es ineludible, puesto que «37,5 horas no caben en una jornada de 8 a 3», que de lunes a viernes sumaría 35 horas.

El consejero subraya que la ampliación de la jornada no se traducirá en recortes similares a los del sector educativo. Asegura que no generará una reducción del volumen de empleos estructurales ni de interinos, sino que incidirá sobre la contratación. Y es que en el ámbito sanitario, «la contratación es un aspecto muy dinámico», toda vez que «cuando alguien se da de baja o se va de vacaciones hay que sustituir de una forma bastante intensiva».

El epígrafe de las jornadas especiales -peonadas- siempre ha sido controvertido. Constituye todo un clásico de la gestión sanitaria que la llegada de nuevos directivos vaya acompañada de la intención de restringirlas. Sin embargo, lo habitual es que las listas de espera acaben apretando y los gestores cediendo.

Según los actuales responsables de la Consejería de Sanidad, el gasto en peonadas de la sanidad asturiana fue, en el primer semestre de este año, superior en 700.000 euros al del mismo periodo de 2011. El nuevo equipo se muestra crítico con el Gobierno de Foro en este capítulo, y ya ha dado orden de frenar la realización de jornadas especiales. El objetivo es cerrar el año con una factura inferior en 600.000 euros a la del pasado ejercicio.

«No hablamos de eliminar las jornadas especiales porque si hay necesidad hay que hacerlas, pero serán aquéllas estrictamente necesarios», aseveró Blanco, quien apostilló que, con todo, «pensamos que serán casi inexistentes porque esa actividad la absorberá casi en su totalidad el incremento de jornada». El trabajo por las tardes fue un caballo de batalla en la legislatura de Ramón Quirós como consejero de Sanidad. Entre los médicos de los centros de salud, el rechazo fue radical y masivo. En general, sólo llegó a implantarse bajo el formato de guardia retribuida. En los hospitales, la idea ni llegó a plantearse.