Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

El Sindicato Médico de Asturias (SIMPA) amenazó ayer con emprender movilizaciones si el Principado aplica la jornada de tarde y otras medidas de ajuste sin una negociación previa con los propios facultativos.

Así lo anunció Antonio Matador, secretario general del SIMPA, después de que anteayer, lunes, se celebrara -con carácter excepcional- una reunión conjunta de las secciones de atención primaria y especializada del sindicato, cuyos responsables subrayan el «malestar» del colectivo médico ante unos recortes retributivos que «superan ya el 30 por ciento con respecto al año 2010».

Estas advertencias de Matador tienen como telón de fondo las declaraciones del consejero de Sanidad, Faustino Blanco, publicadas el pasado domingo en LA NUEVA ESPAÑA. Según Blanco, la ampliación de la jornada laboral de los empleados públicos de 35 a 37,5 horas semanales, decretada por el Gobierno central, obligará a deslizar a las tardes una parte de la jornada ordinaria de los profesionales sanitarios. El titular de Sanidad precisó que esta medida será debatida con los sindicatos. Su aspiración es implantarla en septiembre.

El SIMPA subrayó su «unánime» y «total rechazo» a «todas las medidas que se están aplicando y a las que en palabras del Consejero se piensan aplicar», las cuales «no afectan a los verdaderos responsables de la situación a la que hemos llegado: los políticos y sus hiperplasia e hipertrofia desmedidas que están acabando con los presupuestos de este país». El Sindicato Médico agrega que «los trabajadores no somos los causantes del caos económico, y se nos utiliza como chivo expiatorio».

El consejero sostiene que resulta ineludible poner a funcionar por las tardes los hospitales y centros de salud, puesto que «37,5 horas no caben en una jornada de 8 a 3», que de lunes a viernes sumaría 35 horas. «No nos han llamado absolutamente para nada y no sabemos si lo que tienen previsto es una política de hechos consumados», replicó el secretario general del SIMPA.

Sanidad da por sentado que el funcionamiento ordinario de los hospitales por las tardes permitirá una reducción muy sustancial de los programas vespertinos de operaciones (más conocidos como «peonadas»), cuya finalidad consiste en aligerar las listas de espera y que hasta el momento implicaban una retribución adicional para el personal sanitario que los llevaba a cabo. Por esa vía, la Administración planea obtener un notable ajuste del gasto.

En cuanto a los centros de salud, Faustino Blanco considera intolerable la existencia de demoras, y da por seguro que con un sistema organizativo razonable quedarán desterradas. Antonio Matador considera que las listas de espera en primaria son consecuencia de una política de sustituciones restrictiva.

En un comunicado recogido en su página web, el SIMPA alude a «la sobrecarga laboral a que se somete al colectivo médico», dando lugar a una situación que «empieza a colmar el vaso de la paciencia de los facultativos». «La presión a la que está sometida el colectivo se palpa en el ambiente de todos los centros de trabajo del Servicio de Salud», apostilla la nota.

Antonio Matador añade cuatro consideraciones. La primera, que «en atención especializada va a haber mucha gente que no acepte así como así trabajar por las tardes». La segunda, que la ampliación de jornada puede perjudicar gravemente a aquel colectivo de médicos que son contratados específicamente para hacer guardias y sustituciones. La tercera, que en determinados servicios hospitalarios «la jornada de tarde puede no tener contenido alguno». Y la cuarta, que en los centros de salud «el hecho de que se trabaje más horas puede suponer un aumento del gasto».

A la vista de todo lo señalado, el SIMPA «no descarta ninguna medida para paliar los desmanes que se están tomando y que afectan a la sanidad asturiana», precisa el comunicado del sindicato. «Hemos ofrecido nuestra colaboración y queremos que se nos escuche; otra cosa es que lleguemos o no a acuerdos», indica Antonio Matador, quien reclama que «no se reproduzca la situación de incomunicación que ya sufrimos con Ramón Quirós como consejero».

Otra línea de crítica de los médicos apunta a los nuevos responsables de las áreas sanitarias, nombrados ayer. A juicio de Antonio Matador, designaciones como las de Jaime Rabanal y Montserrat Bango para las gerencias de las áreas de Oviedo y Gijón, respectivamente, tienen una carga claramente política», cuando «desde el SIMPA siempre hemos dicho que la sanidad debe quedar muy claramente al margen de la política».

Acerca de la negativa del consejero de Sanidad a suprimir la dedicación exclusiva obligatoria de los médicos de la sanidad pública asturiana, el sindicato sostiene que el Principado «debe dejar de ser la única comunidad autónoma» con una normativa de esta naturaleza, «que no aporta nada al paciente». Matador añadió que el Gobierno asturiano «debe acatar» el Estatuto Marco del Personal Estatutario de los Servicios de Salud, que establece la obligación de que los servicios autonómicos de salud regulen la posibilidad de renuncia a la dedicación exclusiva. «Otra cosa es que la Administración persiga y castigue a los profesionales que cometan irregularidades al compaginar el ejercicio público con el privado», señaló el dirigente del SIMPA.