Oviedo, P. RUBIERA

Las escuelas de Idiomas del Principado, sobre todo las ubicadas en las principales ciudades del centro, tienen una demanda muy superior a la oferta, sobre todo en inglés y alemán, según las cifras a las que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA. El dato es importante, porque en las últimas semanas se ha estado especulando con la posibilidad de que algunos de los profesores podrían incorporarse como tales a la Enseñanza en Secundaria. Un proyecto de real decreto presentado el pasado 24 de julio al Consejo Escolar recoge en el texto que la Administración, «atendiendo a necesidades de programación de la enseñanza», podrá incorporar a los funcionarios y profesores de escuelas oficiales de Idiomas «como profesores en Educación Secundaria Obligatoria, en Bachillerato y en Formación Profesional de las materias relacionadas con la enseñanza de lenguas extranjeras».

La consejera de Educación, Ana González, manifestó en declaraciones a este diario su preocupación por el descenso de alumnos en alguna de las ocho escuelas asturianas (Oviedo, Gijón, Avilés, Langreo, Mieres, Llanes, Luarca y Cangas del Narcea). «Cada vez hablamos más de la necesidad de plurilingüismo, y resulta que uno de los instrumentos que tenemos está perdiendo protagonismo», afirma.

La Consejera no ha pensado, al menos de momento, en el traslado de los profesores de las escuelas a los institutos. «Creo que es algo a lo que nos tenemos que resistir», explica. Y añade: «Mi intención es potenciarlas, tienen que ser un aliado importante en nuestra estrategia de fomentar el plurilingüismo. Y en este camino hay dos estrategias: una hacia el público en general, tal como están concebidas en este momento, y otra como instrumento fundamental en la formación del profesorado, para que de una vez por todas los docentes se pongan al día en idiomas».

Esta última iniciativa ya se adoptó el pasado curso, en la corta etapa del Gobierno de Foro Asturias, aunque no se implantó de manera decidida. «España está muy atrasada en idiomas, no hemos conseguido niveles aceptables, de hecho, en la PAU los peores resultados han sido en inglés. Tenemos que pensar mejor en cómo lograr el objetivo», explica la Consejera.

Lo cierto es que las escuelas del centro del Principado no tienen ningún problema de falta de alumnado. En la de Oviedo, una de las de mayor tamaño, el número de alumnos solicitantes para el próximo curso es de 3.513 (el pasado año fueron 2.335). En la de Gijón hay 2.937 solicitudes, y el curso pasado se matricularon 2.201. En la de Avilés hay 475 alumnos en lista de espera en inglés: 225 de nivel básico, 170 de nivel intermedio y 80 de nivel avanzado.

«Distinguir los niveles es significativo porque, tal como está la normativa, los alumnos matriculados de segundo de cada nivel, una vez obtenida la certificación correspondiente, tienen que volver a solicitar la inscripción y puntuar como los que nunca cursaron estudios en el centro», afirma María Valdés Solís, presidenta de la Asociación de Profesores de Escuelas Oficiales de Idiomas de Asturias.

Ser antiguo alumno no otorga puntos, y en algunos casos, dada la demanda, muchos estudiantes no finalizan en la escuela en la que inició los estudios.

Los matriculados en las escuelas de Idiomas de Asturias tienen menos horas lectivas que los de ninguna otra autonomía. La Consejería de Educación decidió hace dos cursos reducir el horario para el nivel básico, pasando de cuatro horas y media a cuatro y tres horas y media para los niveles intermedio y avanzado. Con la medida, el Principado ahorró en la contratación de interinos.

María Valdés Solís opina que el funcionamiento de estos centros podría mejorar mucho con algo más de autonomía. «Uno de nuestros problemas es que no tenemos un instrumento específico para nuestras enseñanzas y nos regimos por el reglamento de la Secundaria, pero nuestros problemas no son, por ejemplo, de indisciplina del alumnado, en todo caso serían de absentismo. Necesitamos desdoblar y abrir grupos». La ratio en estas escuelas es de 30 alumnos, una cifra que se considera elevada para el tipo de enseñanza que se imparte. «Yo creo que por eso hay absentismo, porque el alumno se acaba aburriendo», añade.