Sevilla / Oviedo, Efe

La profesora de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III María Calvo, autora de cuatro libros favorables a la educación diferenciada por sexo, considera «una aberración» que en España este tipo de educación «no se ofrezca a quien no puede pagarla».

«Los niños con los niños y las niñas con la niñas», «Hombres y mujeres, cerebro y educación», «Iguales pero diferentes» y «Guía para una educación diferenciada» son los títulos publicados en la editorial andaluza Almuzara por María Calvo, quien aclara que «no defiendo la educación diferenciada frente a la mixta, sino la libertad de poder elegir entre una y otra».

Una reciente sentencia del Tribunal Supremo autoriza a las administraciones públicas a negarse a establecer conciertos con los colegios de educación diferenciada. En Asturias funcionan dos, Peñamayor y Los Robles, ambos de la empresa Fomento de Centros de Enseñanza.

«La educación diferenciada de hoy no tiene nada que ver con la de los colegios de hace 40 años. Es una educación totalmente distinta, personalizada según las peculiaridades femeninas y masculinas y que aplica nuevas técnicas pedagógicas», según Calvo, quien lamenta «el gran desconocimiento que hay en España sobre la educación diferenciada».

Según la autora, este tipo de educación separada por sexos trata de potenciar «las peculiaridades propias de los hombres y de las mujeres» en el proceso educativo «para lograr la igualdad de oportunidades y que las mujeres, al igual que los hombres, puedan llegar a donde se propongan».

Por ese motivo, la jurista califica de «ridículo» que en este debate se hable de «segregación», porque -insiste- lo que se persigue es la igualdad de oportunidades entre uno y otro sexo, con una educación que se amolde a las características femeninas y masculinas.

«Ahora existe una presión ideológica muy fuerte que establece que las diferencias entre sexos son sólo culturales, pero hay numerosos estudios científicos que señalan diferencias innatas». Estas desigualdades, matiza, «no implican en absoluto diferencias en el coeficiente intelectual», sino en el modo de afrontar determinados aprendizajes y asimilar conocimientos.

Calvo pone a Hillary Clinton como ejemplo de mujer que ha estudiado en un colegio y en una Universidad sólo para mujeres.