Director de orquesta

Oviedo, Javier NEIRA

El director de orquesta Yves Abel -nació en Toronto de padres franceses y vive en Nueva York- dirigió hace dos años en el Campoamor «La Bohème», el pasado mes de febrero ofreció dos conciertos con la OSPA en el Auditorio y ahora prepara la ópera «Werther», de Massenet, que el martes se presentará en el coliseo carbayón.

-¿Cómo es su «Werther»?

-Muy interesante. La producción es un poco moderna, pero sin perder sus acentos musicales. No siempre es así, hay que decirlo. Los directores, musical y de escena, trabajamos muy cerca para reflejar lo que queremos transmitir de la música y de la escena. Es necesario reflejar todo lo musical y lo escénico que da de sí la obra de Massenet. Es importante reflejar toda la intensidad psicológica de los personajes de la obra de Massenet.

-¿No es un drama anticuado?

-Bueno, no creo que sea así. Existen dramas, como éste, que no necesitan ser contextualizados. Es posible situarlo en cualquier época y en cualquier país porque es una historia de amor y sirve para todos y todo. En esencia es una historia de amor.

-Hoy Werther saldría con Charlotte en un programa de televisión y lo contaría todo.

-Como un culebrón, como una telenovela.

-Sin ocultar nada.

-Los sentimientos de amor de Werther son muy fuertes y todo el mundo se da cuenta a su alrededor. Incluso Albert que se va a casar con Charlotte. Tienen un pequeño diálogo en la obra en el que se ve que Albert se da cuenta de que Werther está enamorado de Charlotte. Habla con él, se lo dice y le indica que mejor persiga a otras por así decir.

-¿Existe cierto divorcio entre la música, tan amable, y la escena, cruda?

-La música no es siempre amable. Ésa es una de las cosas fantásticas de esta obra. Por una parte se trata de una pieza tierna y con expresiones de mucho amor. El poema es muy sincero y sensible ante cosas que son bonitas y también ante las pequeñas cosas de la naturaleza. Ése es un lado de Werther. Pero hay otro, en el tercer y cuarto acto, muy violento. Werther, ahí, está un poco loco. Verdaderamente se puede hablar de dos personalidades diferentes.

-¿Qué diferencia hay entre la novela de Goethe y la ópera de Massenet?

-Hay diferencias, claro. En las escenas y en los personajes. La ópera necesita un cuadro para crear los personajes. Por otra parte, por poner un ejemplo, los dos hombres que aparecen primero en Massenet no aparecen en Goethe. Y hay otras diferencias. Pero la línea general, la idea general, la historia es evidentemente la misma.

-¿Cómo trabaja?

-Estoy muy contento con José Bros, Nancy Herrera y Elena de la Merced. Son fantásticos. Veremos un «Werther» con voces buenas, bonitas y de cantantes muy inteligentes que permiten trabajar juntos teatro y música. No cantan necesariamente «Werther» a la italiana.

-¿A la francesa?

-Sí. Es importante equilibrar la sensibilidad y la violencia. Las dos cosas cuentan. La sensibilidad del tenor que no siempre debe cantar unas notas agudas, muy altas, a la italiana. El tenor francés debe buscar una voz mixta llena de nuevas preguntas.

-A usted le llega una novela, una ópera, un director de escena con sus ideas, unos cantantes con diversas características, ¿qué hace con todo eso?, ¿no le abruma?

-Pues trabajo mucho. Ocho horas al día. Cuatro con orquesta por la mañana y otras cuatro con los cantantes por la tarde. Es una ópera muy difícil. La OSPA debe ser muy flexible. No se va de un compás a otro. La velocidad de un compás y de otro es distinta siempre, con rubatos y otros efectos. Todo muy del estilo francés y muy difícil con sesenta personas en la orquesta. Ayer ya hemos logrado llegar a esa flexibilidad. Me gusta mucho la OSPA, es una orquesta muy flexible, con una gran sensibilidad musical y muy adecuada para esta ópera tan difícil.