Oviedo / Madrid

Se sabía desde hace años que el «Homo antecessor», una especie homínida que vivió hace unos 800.000 años en Atapuerca (Burgos), practicaba el canibalismo, pero nunca había quedado claro el motivo de tal conducta. Un estudio publicado ahora en el «Journal Human Evolution» sugiere que el infanticidio y el canibalismo se practicaron por la defensa y ampliación de un territorio rico en recursos, una conducta que se observa ahora en los chimpancés.

El «antecessor» incluía en su dieta ejemplares de otros homínidos, sobre todo individuos inmaduros a los que sometía a los mismos procesos de carnicería que a los animales. Así lo constata un nuevo estudio que aporta más hipótesis sobre el porqué del canibalismo en la sierra de Atapuerca.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigación, liderado por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), ha comparado el canibalismo practicado por chimpancés, humanos modernos y casos arqueológicos con las evidencias del nivel TD6 del yacimiento de la Gran Dolina (Sierra de Atapuerca) para «explorar las posibles causas que motivaron esta conducta en el Pleistoceno inferior», explicó Palmira Saladié, autora principal del estudio e investigadora del IPHES.

Según el trabajo, no se observan diferencias en el tratamiento de la carne de las carcasas o de los huesos de Homo antecessor con el de otros animales. Los investigadores compararon las marcas de corte y fracturas de los huesos de estos homínidos para el consumo del tuétano (sustancia blanca en el interior de los huesos) con las localizadas en otros animales.

«Las modificaciones encontradas en Homo antecessor y los huesos de otros animales indican que el proceso de carnicería fue el mismo sobre las diferentes especies y que los restos una vez consumidos se descartaban sobre el suelo de hábitat de la misma manera», apunta Saladié.

«Esto sugiere, tal y como ya se publicó en 2010 en la revista «Current Anthropology», que los homínidos que utilizaron Gran Dolina como campamento cazaban y consumían individuos de otros grupos de manera recurrente, incluyendo esta conducta en su sistema cultural», añade la citada investigadora.