Oviedo, P. Á. / J. A. A.

Los médicos de la sanidad pública asturiana inician hoy la segunda fase de su huelga, que consistirá en cuatro días (24, 25, 26 y 29 de este mes) de paros de 24 horas. Esta reactivación del conflicto llega después de que ayer se reunieran durante cuatro horas representantes del Servicio de Salud (Sespa) y del Sindicato Médico (SIMPA), en un encuentro en el que estos últimos detectaron «un cambio de actitud por parte del Sespa», con la consiguiente esperanza de recibir «una oferta que permita poner fin a la huelga».

Por parte de los facultativos se ofreció -según fuentes del propio Sindicato Médico- una cierta flexibilidad en la implantación del aumento de la jornada laboral en el ámbito de la atención especializada. La versión de la Administración sanitaria es muy distinta. Asegura que el SIMPA «no ha variado un ápice sus planteamientos desde el inicio de las protestas, pese a que el Sespa ha tratado de acercar posturas». El Servicio de Salud sostiene que la organización médica permanece «completamente ajena a la complicada situación de la economía asturiana y al actual escenario de grave crisis que está poniendo en peligro la sostenibilidad del sistema público de salud». Las conversaciones continuarán hoy.

La reunión de ayer se produjo 24 horas después de que la Administración sanitaria firmara con UGT un acuerdo que afecta principalmente al personal sanitario que trabaja a turnos, cuya jornada anual queda recortada en 28 horas (cuatro días de trabajo). El pacto no fue suscrito por los sindicatos SATSE, Comisiones Obreras, USAE y SICEPA-USIPA, cuyos responsables alegan que -al contrario de lo que afirmaron los ugetistas- deja desprotegidos a los trabajadores eventuales y propiciará que unos 400 de ellos pierdan su puesto de trabajo a finales de este año. Las centrales no firmantes mantienen su convocatoria de huelga, de la que restan tres días: 30 y 31 de octubre y 5 de noviembre.

El conflicto que hoy está en activo es el del Sindicato Médico, que, además, se intensifica, puesto que en los cinco primeros días de la huelga los paros fueron de media jornada. Según el Sespa, en esa primera fase fue suspendido, como promedio, un 20 por ciento de la actividad quirúrgica en los hospitales públicos de Asturias. Es de suponer que en esta segunda oleada, con paros de día completo, la incidencia sea superior.

En un comunicado difundido ayer, el SIMPA argumenta que mantiene en pie la segunda fase de los paros «hasta verificar la voluntad negociadora de la Administración. El Sindicato Médico -según sus propias fuentes- ha reiterado a los responsables sanitarios que «existen líneas rojas en la negociación que la Administración no debe traspasar». Y ha precisado que «la libranza tras la guardia o el mantenimiento de los módulos de atención continuada para los mayores de 55 años exentos de realizar guardias nocturnas son irrenunciables». En cambio, prosigue el SIMPA, la voluntad negociadora se plasma en la disposición a dialogar «sobre el modo de implantar la nueva jornada laboral» en los hospitales y a «flexibilizar su reivindicación inicial de que el incremento de jornada se realizara a través de media hora más de trabajo al día».

El diagnóstico de la Administración también fue plasmado en un comunicado oficial en el que el Sespa enfatiza que «durante la reunión, los representantes del Sespa han podido constatar, tras repasar cada uno de los puntos de la convocatoria de huelga, que por parte del Sindicato Médico no ha habido avance alguno en la defensa de sus reivindicaciones corporativas, lo que complica la continuidad de las negociaciones». En estas circunstancias, los responsables del Servicio de Salud consideran que, «de mantenerse esta postura, resultará muy complicado encontrar puntos de acuerdo».

De otro lado, Guillermo Martínez, consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno regional, manifestó ayer, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, su confianza en que el resto de sindicatos de la sanidad pública se sumen al acuerdo suscrito por el Sespa y UGT. A juicio de Martínez, el protocolo firmado anteayer «abre una puerta para dar una salida al conflicto».