Oviedo, L. M. S.

El científico asturiano Amador Menéndez, que trabaja en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), ha dirigido una investigación cuyos resultados prometen jubilar dentro de muy poco los cargadores de los móviles. Menéndez y otros seis investigadores del MIT han logrado desarrollar una tecnología que permite la recarga automática de móviles, lectores de libros electrónicos y otros dispositivos de pantalla plana utilizando para ello la luz solar o la artificial, en vez de una conexión a la red eléctrica.

El resultado de la investigación acaba de ver la luz en la prestigiosa publicación «Energy and Enviromental Science», que edita la Royal Society.

En los móviles y las tabletas, las pantallas dominan la superficie frontal del dispositivo y consumen aproximadamente el 90 por ciento de su energía. En cambio, en la tecnología desarrollada por Menéndez y su equipo es precisamente esa pantalla la que capta la radiación solar o la luz de interior con la ayuda de unas «pinturas depositadas en ella e invisibles al ojo humano», explica el investigador ovetense.

La luz del Sol o la artificial de domicilios y centros de trabajo «es guiada a los bordes de la pantalla, donde diminutas celdas solares la convertirán en electricidad», prosigue Menéndez. El hallazgo se completa con el reciclaje de la luz blanca trasera que emite el propio dispositivo y que se pierde en un 96 por ciento en forma de calor.

«La sociedad presta mucha atención al reciclaje de materiales, pero ya va siendo hora de reciclar también la luz», sostiene el investigador asturiano. Y es que, mediante el aprovechamiento de la luz, se incrementa la eficiencia energética de los «smartphones» o las tabletas, lo que se traduce en un ahorro de energía y extiende significativamente la duración de las baterías.

En las conclusiones de su investigación, los científicos del MIT sostienen que, en interiores, la duración de la batería podría multiplicarse por 10 o 15, mientras que si la fuente de energía es la luz solar, podrían ser completamente autónomos.

«Martin Cooper desarrolló en 1973 el primer teléfono móvil, pero los "smartphones" no son tan móviles y libres como quisiésemos: hay que enchufarlos a la red eléctrica con demasiada frecuencia», explica Menéndez, «Asturiano del mes» de LA NUEVA ESPAÑA. «Queremos cortar el último cable que nos mantiene atados, el de la corriente eléctrica», agrega el también investigador del Instituto Tecnológico de Materiales de Asturias (ITMA).

Las convencionales pantallas de cristal líquido, que dominan el mercado de los dispositivos de pantalla plana, proporcionan buena calidad de imagen, «pero son altamente ineficientes energéticamente», explica Amador Menéndez. Y concluye: «Funcionan mediante la técnica de retro iluminación: una fuente de luz blanca emerge desde la parte trasera de la pantalla en dirección a nuestros ojos. Pero de esta luz emitida sólo entre el 4% y el 8% llega a nuestros ojos. El resto se pierde en forma de calor en diferentes filtros y capas ópticas, que actúan a modo de válvulas bloqueando el paso de determinados píxeles de luz, para así poder proyectar una imagen específica al usuario». Lo que el equipo del MIT ha logrado es reciclar «esta luz bloqueada mediante la utilización de moléculas fluorescentes en vez de moléculas puramente absorbentes. Así, tras capturar la luz la emiten de nuevo, lo que permite su reutilización».