Gijón, J. L. ARGÜELLES

Firma junto a Laurent Boileau una de las películas más esperadas del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX), «Approved for Adoption», título que ha sido seleccionado tanto para el apartado de animación del certamen como para su sección oficial. Pero antes del filme estuvo la muy elogiada novela gráfica «Piel color miel», en la que Jung Sik Jun Henin, que firma simplemente Jung, dibuja una compleja y emotiva pesquisa sobre la búsqueda de la identidad, esa suma de incertidumbres y certezas. Ayer estuvo en Gijón, donde habló de su cinta y de su libro: «Cómic y cine se basan en el mismo principio, el de contar una historia».

No hay, pues, excesivas incompatibilidades o tensiones entre el Jung que dibuja y el que hace cine: «No puedo elegir; me interesan todos los medios para expresarme, aunque el cine es quizás más universal que el cómic, muy vinculado a un ámbito franco-belga». Para el director del FICX, Nacho Carballo, y para su principal programador, Jorge Iván Argiz -uno de los entusiastas defensores y propagandistas de «Piel color miel»-, poder contar con «Approved for Adoption» es uno de los éxitos y placeres que se apunta este año el certamen gijonés. «Jung no sólo es uno de los mejores dibujantes del mundo, sino que la suya ha sido una de las grandes películas que han pasado por Cannes, donde tuvimos que pelearla», dijo Carballo. La cinta, que funde animación e imagen real, obtuvo el Premio del Público del Festival de Cine de Annecy.

Lo cierto es que Jung se metió siete horas de viaje en coche desde Burdeos para poder estar ayer en Gijón, donde su película ha gustado a públicos muy diversos. Y no era fácil. Muchos de los agradecidos lectores de «Piel color miel» temían que este filme de animación no estuviera a la altura de la novela gráfica. Jung se afirma en la autobiografía en uno y otra, en su relato de niño coreano abandonado que es adoptado por una familia belga. «Sí, es una historia personal pero sobre la identidad; la mía es coreana y europea, aunque está siempre en construcción, sin ignorar los orígenes», aseguró, tras confesar que, durante años, sintió una «gran cólera» al no ser capaz de entender el porqué tantas mujeres coreanas se deshacían de sus niños.

De aquella fractura han salido estas obras y una percepción más compleja y matizada de la vida. Jung subrayó, en este sentido, que su película es «un homenaje a las madres, biológicas y adoptivas». «Debemos pensar en nuestras madres coreanas y en el peso de su culpabilidad», añadió.

Jung, que trabaja en un nuevo volumen de «Piel color miel» y en la escritura de una película que rodará en Corea, no quiso una transposición fílmica de su novela. Por eso, por ejemplo, usa el color en «Approved for Adoption» y las texturas tienen gran importancia. La animación fue responsabilidad suya, mientras que Boileau, con experiencia como documentalista, se encargó de las tomas reales».

«El cine es una prolongación de mi trabajo, que empezó ya de niño cuando comencé a dibujar», hizo resaltar Jung, quien reconstruyó parte de su trama a partir de su ficha de niño abandonado, aunque sin excluir los ángulos de la subjetividad: «He sido consciente de que debía utilizar herramientas propias del cine para contar la misma historia».