Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

Después de tres meses largos de huelga intermitente, y con casi 100.000 asturianos en lista de espera, el Sindicato Médico (SIMPA) y la Consejería de Sanidad firmaron ayer un acuerdo que pone fin al conflicto y deja en empate una dura batalla en la que ambas partes se han dejado unas cuantas plumas. En menos de 48 horas, unos y otros se pusieron a negociar en serio, orillaron maximalismos y resolvieron la batalla posiblemente más dura que haya vivido hasta le fecha la sanidad pública de la región.

«No hay vencedores ni vencidos», sentenció el titular de Sanidad, Faustino Blanco. «Es un acuerdo equilibrado y satisfactorio», subrayó el secretario general del SIMPA, Antonio Matador. El acuerdo fue rubricado a las siete de la tarde de ayer. Hubo saludos, incluso abrazos, entre los contendientes. Se respiraba un ambiente de alivio tras la tensión de las jornadas anteriores. ¿Tregua temporal o paz definitiva? Vistas las experiencias precedentes, cabe aventurar que más bien lo primero. Otra cosa es determinar la duración de la «pax médica». «Me conformo con que el siguiente conflicto espere a la próxima legislatura», señalaba un miembro del equipo del consejero Blanco. Si así fuera, es muy posible que algunos de los más veteranos dirigentes sindicales ya estén para entonces jubilados o, cuando menos, en la reserva.

El empate no ha sido a cero: ha habido goles, goles marcados y goles encajados. La organización sindical ha ganado en la recuperación de los descansos de las mañanas posteriores a las guardias nocturnas. La Consejería había comenzado pidiendo siete horas por libranza: tres horas y media en forma de descuento salarial y otras tres horas y media en trabajo vespertino. Al final, los facultativos sólo deberán «devolver» un máximo de seis horas al mes que ni siquiera les obligarán a trabajar por las tardes: las recuperarán al término de la guardia (a las ocho de la mañana) participando en sesiones clínicas en las que expliquen a sus compañeros las incidencias acontecidas durante la noche. Algo que, en general, llevan cumpliendo -de forma no reglada- desde hace largos años.

En la trinchera contraria, la Consejería se ha salido con la suya restringiendo la concesión de actividad alternativa (y retribuida) a los médicos que a partir de ahora cumplan 55 años y quieran dejar de hacer guardias nocturnas. La decisión quedará en manos de la comisión mixta del hospital correspondiente, si bien a esos profesionales se les garantiza prioridad si en su servicio surge la necesidad de realizar actividad extraordinaria vespertina («peonadas»). Éste será el punto que más le costará a la cúpula del SIMPA «vender» a los médicos.

Entre tanto, los profesionales que ya tenían concedida esta actividad alternativa verán reducidas de 12 a 10 las horas retribuidas que podrán realizar mensualmente. Una pérdida menor si se tiene en cuenta que la Consejería aspiraba a suprimir totalmente este trabajo de las tardes, lo que para algunos médicos suponía una pérdida salarial que podía rondar los 9.000 euros anuales.

Por lo demás, del acuerdo se derivan varios puntos relevantes más. La jornada semanal aumenta de 35 a 37,5 horas para dar cumplimiento a la norma estatal impulsada por el Gobierno de Rajoy. El documento ofrece múltiples posibilidades de cumplimentar las dos horas y media semanales que no caben en el clásico horario de 8 de la mañana a 3 de la tarde. Incluso abre la posibilidad -a la que seguramente querrán acogerse los facultativos de los centros de salud- de que simplemente se prolongue la jornada en media hora diaria, pues alude a la opción de adaptar los módulos adicionales «a las especiales características del centro o servicio». Otro epígrafe relevante señala que las 2,5 horas adicionales podrán hacerse en las mañanas de los sábados, pero subrayando por dos veces que el trabajo sabatino será siempre «voluntario».

El SIMPA ha logrado salvar el descanso del lunes para los médicos que hacen guardia desde las ocho de la mañana del sábado a las ocho de la mañana del domingo (la Consejería quería erradicarlos). Y también ha conseguido mantener las actuales condiciones de horario y jornada de los servicios de urgencias (hospitalarios y de atención primaria), «sin perjuicio de su posible reorganización en el futuro», precisa el acuerdo.

El pacto de ayer implica la desconvocatoria automática de los ocho días de huelga médica programados para la segunda quincena de enero. El contenido del documento deberá ser incorporado al decreto regulador de la jornada laboral en el ámbito sanitario, que será aprobado en el Consejo de Gobierno del Principado que previsiblemente se celebrará el miércoles de la próxima semana.

Antes, los dirigentes del SIMPA deberán esmerarse en convencer a sus compañeros de las bondades del acuerdo, cuya esencia fue pergeñada en la tarde-noche del pasado martes por el consejero de Sanidad y el responsable de atención sanitaria del SIMPA, Ángel Colmeiro. Las asambleas que se celebren en la mañana de este próximo lunes serán movidas. El ambiente en algunos sectores hospitalarios no será favorable. Se han levantado voces y se han escrito mensajes electrónicos con la palabra «traición». Incitar a la calma a los médicos más montaraces requerirá paciencia. «No tenemos miedo a que ocurra nada», aseguró el secretario general del SIMPA.

¿Y qué pasará con las investigaciones abiertas sobre presuntas irregularidades en el cumplimiento de los servicios mínimos durante la huelga? «No es el momento de acordarse de los expedientes, sino de felicitarse por el acuerdo», apostilló Faustino Blanco.