Oviedo, P. Á.

Los rumores sobre el posible cierre del servicio de urgencias del Instituto Nacional de Silicosis aparecen y desaparecen. En los últimos días han arreciado los comentarios acerca de una hipotética centralización de todas las urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en las dependencias principales, las ubicadas en la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Covadonga. Esta medida supondría romper con la actual duplicidad de dos servicios separados por una distancia muy corta, y acarrearía la desaparición de la unidad de Silicosis, dedicada de forma exclusiva a los enfermos respiratorios.

Fuentes de la Consejería de Sanidad declararon ayer a LA NUEVA ESPAÑA que «en este momento» no está sobre la mesa la unificación de las urgencias. Desde la Administración sanitaria no se descarta que a la vuelta de unos meses la situación pueda ser otra si la coyuntura financiera se hiciera más acuciante. Y, desde luego, se da por hecho que en el nuevo HUCA -que previsiblemente estará a pleno rendimiento a principios de 2014- tanto el área de neumología como las urgencias respiratorias van a estar totalmente integradas con el resto de los servicios del centro sanitario.

Según algunas estimaciones, la unidad de urgencias de Silicosis supone un gasto aproximado de un millón de euros anuales, una cuantía que desde determinados ámbitos sanitarios se considera un lujo prescindible en una etapa de restricciones que obliga a priorizar. Atiende a un bajo número de enfermos, pero presenta dos ventajas muy valoradas por los pacientes: la especialización del personal y la brevedad de las esperas que deben soportar. Este último factor es puesto en contraste con lo que sucede en el departamento de urgencias generales.

Los sindicatos de fuerte raigambre en las comarcas mineras -en particular UGT y Comisiones Obreras- son defensores rotundos de que tal unificación no se lleve a cabo hasta que abra sus puertas el nuevo recinto del HUCA, emplazado en La Cadellada. Ayer mismo, desde Comisiones Obreras se argumentaba que los 72 millones que el Gobierno central de José Luis Rodríguez Zapatero destinó a la construcción del nuevo Hospital Central tenían como justificación «el conjunto del Instituto Nacional de Silicosis», y no sólo su departamento técnico.

Los responsables sanitarios de CC OO reclaman que no se lleven a cabo cambios «traumáticos» y que, en todo caso, las medidas que se adopten no acarreen una pérdida de puestos de trabajo. Asimismo, de cara a una posible integración en el futuro, piden que los profesionales de las urgencias de Silicosis comiencen a rotar por las urgencias generales, y que los trabajadores de esta última hagan lo mismo en Silicosis para familiarizarse con la patología respiratoria.

Entre los partidarios de una fusión lo más rápida posible de todas las urgencias del HUCA figuran médicos que invocan dos argumentos. El primero, que no está justificado un gasto anual de un millón de euros en una unidad con tan bajo nivel de actividad. Este argumento ha sido defendido, entre otros, por Marta Belén Gómez Moro, médica de urgencias del HUCA y ex jefa de la unidad de coordinación de atención a las urgencias del Servicio de Salud del Principado (Sespa), quien en declaraciones a este periódico ha cifrado en una media de doce diarios los pacientes atendidos en las urgencias de Silicosis.

De otro lado, entre los facultativos del HUCA existen voces que consideran muy contraproducente que sean reclamados para ver a pacientes de urgencias de Silicosis, que hayan de trasladarse hasta allí y que, finalmente, los enfermos terminen siendo ingresados en el Hospital General o en la Residencia Sanitaria. «No sucede todos los días, pero sí con frecuencia», explicó ayer un facultativo del Hospital Central.