Los termómetros marcaban dos grados centígrados cuando los Príncipes de Asturias llegaron, al mediodía, a la residencia de mayores del Montepío de la Minería, en Felechosa. El complejo estaba cubierto de nieve, pero el acto de inauguración fue muy cálido. Felipe y Letizia derrocharon cercanía hasta el punto de dejarse abrazar por algunos usuarios del centro tras interesarse por todos los detalles de la nueva residencia, abierta el pasado mes de mayo tras una inversión de 31 millones de euros del Plan de la Minería.

El presidente del Principado, Javier Fernández, y el delegado del Gobierno en Asturias, Gabino de Lorenzo, encabezaron la representación de las autoridades que dieron la bienvenida a los Príncipes en el vestíbulo de la residencia. Antes habían recibido los primeros halagos del medio centenar de alleranos que hacían guardia en la puerta del complejo. «Guapísimos», les gritaron. El presidente del Montepío de la Minería, José Antonio Postigo, fue el encargado de explicar a los Príncipes cómo se gestó el geriátrico dentro de los acuerdos de reactivación de las comarcas mineras. «El Príncipe se interesó por los servicios de la residencia, por su arquitectura y hasta por los precios. Además, preguntó por la situación del sector minero y hasta por la salud de José Ángel Fernández Villa», señaló Postigo, que destacó ante el Príncipe «la necesidad de que el Gobierno negocie con los agentes sociales un nuevo plan del carbón».

Tras el intercambio de impresiones se inició el recorrido por el centro, que tiene capacidad para 297 residentes, pero de momento sólo da alojamiento a 70 personas, lo que ha obligado a aplicar un ERE rotatorio a sus 64 empleados. Los Príncipes visitaron el spa, la sala de rehabilitación, la biblioteca, un ala de habitaciones desde donde contemplaron la zona de huertos e invernaderos, y una sala donde se realizan talleres de memoria, pintura y manualidades. Allí, Felipe y Letizia saludaron a todos los usuarios y gerocultores, y Amelia Figueras, una residente de Villaviciosa, regaló a los Príncipes «dos pulserinas de hilo trenzado y dos broches de ganchillo que bordé con las iniciales de las infantas». Letizia agradeció el gesto besando y abrazando a la mujer, pero no se atrevió a aceptar el regalo. Fue el Príncipe el que cogió inmediatamente la bolsa.

El recorrido finalizó en el salón de actos, donde se descubrió una placa conmemorativa de la visita. Allí el Príncipe propuso hacerse una foto con los residentes y sus familiares. «¿Vienes a ver al abuelo?», le preguntó el Príncipe a Sergio Aller, un lenense de 5 años. «Y a mi abuela también», respondió el niño. Todos posaron para la foto antes de probar la sidra y los embutidos de la zona. Tras hora y media de visita, los Príncipes abandonaron el complejo de Felechosa no sin antes admirar «La familia minera», escultura realizada con cables de mina que simboliza el relevo generacional en las Cuencas.