El nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) entró ayer en una fase que, en buena lógica, debería convertir el traslado a La Cadellada no sólo en un paso irreversible, sino que requiere ser dado con la mayor celeridad posible. La Consejería de Sanidad ya tiene elaborado el calendario que debe desembocar -si no surgen obstáculos de enjundia- en la apertura por fases del nuevo recinto, entre enero y junio del año que viene.

El Gobierno regional tiene previsto que las consultas externas, radioterapia y algunos otros servicios sean los que abran el camino. Con anterioridad, en los últimos días de noviembre y todo el mes de diciembre, el edificio habrá recibido la visita de los trabajadores del hospital, quienes deberán familiarizarse con los recovecos de un edificio de dimensiones ciclópeas.

Ayer mismo se inició la obra civil para instalar los cuatro aceleradores lineales -tres nuevos y uno que será transportado desde el hospital actual- para tratamientos de cáncer de los que estará dotado el nuevo recinto. Las previsiones de Sanidad establecen que las máquinas comiencen a ser instaladas el próximo mes de junio. Entre tanto, los equipos de radiodiagnóstico (tres resonancias, dos escáneres y un PET-TAC) serán colocados entre marzo y junio. Con esta tecnología ya instalada, seguramente ya podrá decirse que tener el nuevo HUCA parado sale más caro que ponerlo en marcha.

«Con cuatro aceleradores lineales, el número de tratamientos anuales aumentará entre un 15 y un 20 por ciento», afirmó ayer Enrique González, director general de Innovación Sanitaria de la Consejería, en una explicación sobre el terreno de lo que será la futura área de oncología radioterápica, que dispondrá de una entrada específica por la fachada norte del nuevo HUCA.

Cada acelerador pesa alrededor de diez toneladas. Con el fin de evitar fugas de radiaciones, cada uno irá enclaustrado en un búnker con base de hormigón, cuyas paredes tienen un grosor que oscila entre medio metro y un metro. La espesura de la cubierta es de un metro y treinta centímetros.

La instalación se desarrollará de aquí a septiembre. En la primera fase se adaptará cada búnker a las especificidades del aparato que albergará. En un momento posterior se instalarán ya físicamente las máquinas, que acto seguido deberán ser calibradas antes de comenzar los tratamientos. «Estamos hablando de un equipo de diez toneladas que debe tener una precisión de órdenes milimétricos», señaló Rafael León, representante en Asturias de la empresa que suministra las máquinas.

El recinto hospitalario cuenta con un quinto búnker con vistas a una posible ampliación futura o a una hipotética avería de los aceleradores que estén en servicio.

«Hemos adquirido máquinas de última generación que permiten ofrecer tratamientos más precisos, más rápidos y con menos efectos secundarios para el paciente», indicó el director general de Innovación Sanitaria. Enrique González añadió que el importe global de la inversión en los tres aceleradores asciende a 13,6 millones de euros. «Permitirá atender en el HUCA a pacientes que en estos momentos tienen que desplazarse fuera de Asturias para acceder a estos tratamientos», agregó González.