Oviedo, P. Á.

«Un cambio radical de la perspectiva socioeducativa de los niños que nacen con sordera congénita». Así sintetizó Pilar Carro, especialista del servicio de otorrinolaringología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), la repercusión de los implantes cocleares en pacientes de muy corta edad. Lo que podría haber sido una existencia condenada al aislamiento, a no poder oír ni hablar, se transforma en una vida muy normal, cuyas limitaciones prácticamente se reducen a una merma de la capacidad para apreciar la música.

Ayer se conmemoraba el «Día internacional del implante coclear». Cincuenta y cinco años han transcurrido desde la primera intervención quirúrgica de esta naturaleza. Una efeméride que fue aprovechada por tres otorrinos del HUCA para hacer balance de la actividad que han llevado a cabo desde que en el año 2002 se pusiera en marcha la unidad de hipoacusia infantil del complejo sanitario. Desde entonces, un total de 190 personas con discapacidad auditiva -de las que 55 son niños- pueden recibir y procesar sonidos y lenguaje tras haberse sometido a una técnica quirúrgica que ha consolidado al Hospital Central como centro implantador de referencia del noroeste de España.

«El tratamiento combina la parte individual con un abordaje integral, centrado también en la familia del paciente», explicó Faustino Núñez, uno de los integrantes del equipo. Tanto él como sus colegas subrayaron que el éxito de este procedimiento depende no sólo de la operación en sí, sino también del trabajo posterior de rehabilitación que desarrollan tanto los logopedas como los foniatras. La duración de este proceso oscila entre seis y doce meses, explicó la doctora Carro.

En todos los hospitales asturianos se realizan cribajes de detección de hipoacusia a los recién nacidos. La precocidad del diagnóstico resulta decisiva, pues permite que el trabajo de aprendizaje del lenguaje se produzca en la etapa vital más fecunda. Teniendo en cuenta que en Asturias nacen cada año unos 6.500 niños, la estadística señala que aproximadamente 5 padecerán sordera profunda y 36 deficiencias auditivas de distinto grado.

El doctor Justo Gómez explicó que el implante coclear -un pequeño dispositivo electrónico distinto de un audífono- puede ser aplicado a personas sordas o que tengan muchas dificultades auditivas. Tiene una parte externa y otra que se introduce debajo de la piel y detrás de la oreja mediante una operación. «Transforma el sonido y el lenguaje en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo», precisó el doctor Gómez.