Gijón, Pablo TUÑÓN

Un viaje de 22.000 kilómetros con 2.500 euros de gasolina. Unos 50 días cabalgando en su moto a razón de 600 kilómetros diarios por carreteras secundarias de 14 países. «Si uno busca autovías y autopistas, no tiene ninguna ciencia», explica Judith Obaya, una policía local en Oviedo que en julio se embarcará en uno de sus grandes sueños: visitar los veinte mares de Europa a lomos de su moto, que ha apodado «Tola».

Obaya, natal de Villaviciosa y que antes de trasladarse a la capital ejerció como agente en Gijón 23 años, se decidió a bordear buena parte de la costa europea de repente. «Un amigo me dijo que por qué no hacía con él el mar Negro y el mar Blanco. Me lo pensé, me metí en internet y me salió una página sobre los veinte mares de Europa. No tenía ni idea de que nuestro continente tuviese tantos. Llamé a mi amigo y le dije: "No voy a hacer esos dos mares, voy a hacer los veinte"», cuenta Obaya, que a sus 45 años se está preparando físicamente para soportar los rigores del viaje. «Son muchas horas y me van a doler la rodilla, la espalda...», señala.

Estará unas diez horas en carretera cada día. Pero, más allá del factor físico, el mental no puede fallar ante la soledad que espera a Judith Obaya, que en su aventura utilizará el sobrenombre «JAH». «Para mí viajar sola es genial. Si viajas en grupo, te ciñes al grupo. Si vas solo, terminas haciendo amigos, conoces costumbres, culturas...», argumenta. De hecho, aunque no le faltan entre sus instrumentos básicos mapas y un GPS, prefiere otro sistema de orientación. «Me lo enseñó un motorista francés en los Alpes: lo mejor es hablar con la gente. Me gusta parar en las terrazas y siempre habrá otro "rider", como nos llamamos entre nootros, que te oriente», asegura Obaya.

Su aventura no entiende de hoteles y restaurantes, «aunque alguno caerá». Va con las alforjas de su moto cargadas de comida deshidratada. «Sobreviviré a base de eso y bocadillos. Para dormir, llevo una tienda. Y, si no hay camping o albergue, me planto en un banco o en la puerta de la iglesia», explica Judith Obaya.

Su aventura la llevará por España, Francia, Italia, Grecia, Turquía, Georgia, Rusia, Noruega, Suecia, Alemania y Reino Unido, entre otros países, para visitar los mares Cantábrico, de Alborán, Mediterráneo, de Liguria, Tirreno, Jónico, Adriático, Egeo, Mármara, Negro, Azov, Báltico, Blanco, Barents, de Noruega, del Norte, de Frisia, canal de la Mancha, Celta y de Irlanda. En su entorno más cercano, el apoyo a su hazaña es total. «¿Y el resto? El resto me dice que estoy un poco loca. Porque ser "rider" es una forma de vida que no todo el mundo puede sentir», afirma.

Judith Obaya gastará sus vacaciones, días de permiso y días pendientes. «La Jefatura de Policía me apoya», explica. Apoyos que también tuvo que buscar en lo económico y logístico. Su moto será puesta a punto por un concesionario de Oviedo. Además ha conseguido variados patrocinadores: desde sidrerías hasta una clínica de fisioterapia, la concejalía de Turismo de Villaviciosa, la delegación asturiana de la Asociación Internacional de Policías y empresas de serigrafía y eventos. Calcula que el viaje, «sin ningún lujo», tendrá un coste mínimo de 6.000 euros. Como buena policía, tratará de respetar los límites de velocidad «pero si hay que saltárselos porque no llego a tiempo, el riesgo tiene su encanto».