Gijón, Luján PALACIOS

Los hermanos José y Bernabé del Río fundaron en el año 1881 un taller de ebanistería que acabaría convirtiéndose en todo un referente de la decoración integral de interiores de edificios públicos y para familias pudientes de toda Asturias. Casa del Río fue uno de los grandes negocios de la región del siglo XIX y en activo hasta 1985, que empleó a cuatro generaciones y acabó desapareciendo por la competencia de las grandes marcas y los nuevos métodos de producción de muebles.

Pero su huella perdura aún en el tiempo, y la investigadora Leyre Rodríguez, licenciada en Historia del Arte, se ha encargado de recopilar su historia en dos publicaciones: «Casas comerciales y decoración de interiores en Asturias: Casa del Río (1881-1985)» y «Arquitectura y decoración de interiores: los cines de Oviedo (1922-1967)». Ayer recordó en el Museo del Pueblu d'Asturies la trayectoria apasionante de dos emprendedores que comenzaron en un pequeño taller de la calle General Elorza de Oviedo y acabaron trabajando para las grandes fortunas de la región, y también para clientes más modestos que encargaron sus muebles domésticos. De hecho, se conservan varios en domicilios particulares y «muchas familias tienen piezas que ni siquiera saben que pertenecen a Casa del Río», explicaba ayer Leyre Rodríguez.

Del primitivo taller de la calle General Elorza, los dos hermanos pasaron a tener tienda en la ovetense calle Uría, y fue en 1899 cuando recibieron un buen espaldarazo a su labor. Fue en Gijón, en la celebración de la Exposición Regional, en la que se llevaron la medalla de oro en su categoría. Un reconocimiento que «empezó a darles fama y con el que comenzaron a recibir importantes encargos», explica la investigadora.

Como el que les llevó a decorar el interior del entonces Palacio de la Diputación de Oviedo -la actual sede de la Junta General-, la sede central del Banco Herrero en Oviedo, varios palacios burgueses en la capital asturiana, casas de indianos en Llanes y Colombres (entre las que se incluye el Archivo de Indianos), la casona de los García Sol en la parroquia gijonesa de Granda e incluso varias residencias de asturianos acomodados en Madrid o Santander. «Familias pudientes que se trasladaron a vivir fuera y confiaron en Casa del Río para montar sus nuevas viviendas», cuenta Rodríguez.

Para ello, contaron con la dirección artística de Félix del Río, continuador de la saga familiar, quien se encargaba de elaborar los bocetos del resultado final de cada espacio. Algunos de ellos están expuestos estos días en la muestra «Muebles de guardar. Arcas y armarios de los siglos XIV al XX» que acoge el Museo del Pueblu d'Asturies.

Porque, como relata Leyre Rodríguez, Casa del Río llegó a hacer «trabajos integrales, no sólo de elaboración de muebles artesanos, generalmente de castaño, tallados a mano, sino también la ambientación completa de espacios». Y esa labor incluía la elaboración de mobiliario y su combinación con alfombras, lámparas y cortinas. En el taller llegaron a trabajar tallistas, ebanistas, carpinteros, barnizadores y modistas, y en la tienda se podía adquirir de todo para la decoración del hogar.

La casa siempre estuvo además muy pendiente de las últimas modas imperantes en Europa, con viajes de Félix del Río a Londres, París o Viena para captar el gusto de la burguesía extranjera. Entre los muebles que elaboró Casa del Río destacan los de estilo del neo-renacimiento, «siempre con referencias al pasado», cuenta Rodríguez. Pero también dieron los hermanos Del Río mucha importancia a lo clásico. De hecho, hicieron popular un tipo de mueble «estilo asturiano» de castaño muy demandado por los clientes. A mediados de los años 80 del siglo pasado echaron el cierre definitivo y con ellos se perdió «una buena parte de la historia de la decoración en la región», lamenta la historiadora. Piezas de un pasado esplendoroso rescatadas para un presente nostálgico en el Pueblu d'Asturies.