«Somos el futuro de España, no de Alemania», se leía en una de las muchas pancartas que acompañaron al recorrido de 5.000 personas que ayer protagonizaron el acto central de la jornada de huelga en la enseñanza. La manifestación de Oviedo, una de las más numerosas del sector en los últimos años, cerró un día de paro contra la ley de reforma de la calidad educativa, la LOMCE, en el que la actividad de los centros de la red pública fue mínima, no tanto por la ausencia de profesores como de alumnos.

Consejería y sindicatos están muy de acuerdo en el seguimiento entre el alumnado, superior al 90%, pero discreparon abiertamente en las cifras de la huelga en los profesores (un 40%, dijo Educación, y un 75% aseguraron los convocantes).

Mucha gente joven, a pesar de que estamos en época de exámenes, y mucha camiseta verde en una tarde desapacible, aunque la lluvia respetó el recorrido. Momentos antes de iniciarse la manifestación los sindicatos SUATEA, CC OO y FETE-UGT se mostraban «satisfechos» de la respuesta ciudadana. «En materia de educación se hace indispensable ya un pacto social», aseguraba Daniel Rodríguez (UGT). «Con esta ley acabamos de nuevo abrazando los crucifijos», lamentaba Enrique Fernández (CC OO), de nuevo en primera línea. «Es un éxito indudable, las cifras que da la Consejería, sencillamente, no son verdad», proclamaba Beatriz Quirós.

Fue una jornada de inactividad docente generalizada, con concentraciones y marchas en distintas localidades asturianas, y de manifestación intergeneracional.

Mucha madre y mucho padre, decenas de pancartas y cartelería alusiva, y mucho mensaje irónico: «Wert, capullo. Recórtate lo tuyo». Hubo participantes que piensan que «Educar no es adiestrar» y que «La LOMCE perjudica a la inteligencia». Otros plantean estrategias: «Contra la LOMCE, terapia de choque», y hasta un grupo de trabajadores de subcontratas de Hunosa reclamaban unión entre carbón y educación en favor de la evolución. Todo muy rimado, como se ve. El espíritu de los años sesenta del siglo pasado se escuchó con ese eslogan ya muy ajado de tanto uso histórico: «El hijo del obrero, a la Universidad». Hubo cánticos y alusiones cuando la manifestación pasó por algunas de las oficinas bancarias del centro de Oviedo: «Mírala, ahí está: la cueva de Alí Babá».

La manifestación acabó en la plaza de Porlier de forma bastante caótica, porque buena parte de los manifestantes se quedaron en las calles adyacentes.