El simple hecho de que se abra un debate acerca del consumo de alcohol por parte de los menores ya es muy positivo. Antaño, los comas etílicos eran un problema exclusivo de los mayores, pero ahora, desde hace diez o quince años, también afectan a los menores. Ha cambiado la velocidad con la que se bebe. La forma de beber de muchos jóvenes es alocada. Buscan «intoxicaciones exprés». La gran cuestión es que los menores de 24 años aún no tienen madura, no tienen completa, su dotación neuronal. El consumo excesivo de alcohol produce una «poda» de neuronas. En consecuencia, y aunque la incidencia es por el momento pequeña, el fenómeno resulta muy peligroso. El alcohol ocupa el espacio que deberían ocupar las neuronas. Y una vez que las neuronas mueren, ese espacio pasa a ser ocupado por grasa. El riesgo es el deterioro cerebral.

El problema no es cuántos llegan a alcanzar el coma, sino cuánto beben y cómo beben los menores. Esta es una ley que pretende proteger frente a las intoxicaciones al menor que no ha terminado su desarrollo neuronal. La intervención es necesaria, y de hecho la han intentado los últimos cuatro ministros (Bernat Soria, Elena Salgado, Leire Pajín y, ahora, Ana Mato). Estamos ante una asignatura pendiente del país con los menores.

¿Sanciones? Nunca he sido partidario de las soluciones punitivas, pero lo cierto es que está demostrado que el modo más eficaz de lograr algunos objetivos son las multas. Esto se ve muy bien con las normas de tráfico. Sólo las multas han conseguido que no se circule a una velocidad superior a la permitida. Lo que nos hace funcionar a los españoles es bastante primario. Es duro constatar que un país sólo se mueve con este tipo de mecanismos, pero ésa es nuestra realidad.

En las familias, sin que sea justo generalizar, se observa una actitud de pasividad ante los problemas de los hijos. Se confía en que los resolverán el Estado, los profesores? Pero hay unas parcelas que corresponden inexcusablemente a los padres. Sé que la ministra está muy decidida a llevar adelante una norma de esta naturaleza. Y ella asegura que cuenta con todo el apoyo del presidente del Gobierno.

Julio Bobes es asesor de la ministra de Sanidad por su condición de presidente de la sociedad científica Socidrogalcohol.