El pasado mes de junio fueron halladas en el yacimiento de Cabo Busto (Valdés) unas 400 herramientas líticas del «Homo heidelbergensis», antepasado del neandertal, que aportarán información fundamental sobre los pobladores de la Asturias de hace más de 300.000 años. Y en la cueva de El Sidrón, en Piloña, los arqueólogos localizaron, entre otros restos fósiles, un maxilar de un adulto neandertal casi completo, así como un fragmento de cráneo, piezas esenciales para continuar estudiando los homínidos de esta gruta piloñesa.

En julio, días después de iniciadas las excavaciones, en el castro del Chao Samartín, en Grandas de Salime, tras casi tres años de paralización, se encontraron en la casa romana pinturas intactas del siglo I. Por primera vez, en Asturias. Y, a punto de finalizar julio, la cueva de La Peña, en Candamo, una de las cinco asturianas del Paleolítico que es Patrimonio de la Humanidad, desveló dos nuevas figuras de bisonte grabadas sobre la piedra.

La importancia de los yacimientos arqueológicos asturianos en el estudio de la evolución humana aumenta cada día. ¿A qué se deben tantos y tan interesantes hallazgos en tan poco tiempo?

Adolfo Rodríguez Asensio, arqueólogo, director general de Patrimonio y estudioso del yacimiento de Cabo Busto, asegura que la clave es «el trabajo serio y la planificación». Y añade: «He centrado mi gestión en tres aspectos: el arte paleolítico, los castros y el Prerrománico. En lo que respecta al Paleolítico y, en función de los escasos recursos económicos de los que disponemos, hemos planificado una serie de tareas, tales como monitorización y limpieza de cuevas, un plan para grabar en alta definición el arte de todas ellas y tratar de abrir algunas más al público», declara a LA NUEVA ESPAÑA.

Precisamente fue en una grabación con la Productora de Programas del Principado, según él mismo relata, con las luces apuntando a un talud estalagmítico, cuando Rodríguez Asensio observó que un conjunto de rayas en realidad trazaban las figuras de dos bisontes. «Fue emocionante, siempre lo es. Naturalmente, ahora hay que estudiar e investigar o, lo que es lo mismo, hacer nuestro trabajo».

En cuanto a El Sidrón, Rodríguez Asensio asegura que su estudio, fruto de un convenio entre la Consejería de Cultura y la Universidad de Oviedo, «está perfectamente planificado». El yacimiento lleva trece años siendo investigado «con resultados excelentes», apunta.

En los castros, uno de los primeros objetivos que se planteó al volver a la dirección de Patrimonio -ya había estado en ese puesto con la consejera Encarna Rodríguez- fue retomar la investigación en el Chao Samartín. «Se han terminado de limpiar Mohías y San Chuis, hemos finalizado el proyecto de Coaña, para renovar todos los contenidos del centro de interpretación y se está excavando en Pendia. Hace unos días me decía el alcalde de Grandas que los hallazgos de las pinturas del Chao ya eran conocidos, algunas no sólo son conocidas también están estudiadas, pero lo que hemos encontrado ahora son pinturas intactas en la pared de la domus, la casa de estilo pompeyano. Es un hallazgo importantísimo. Para Asturias y para Grandas. En el Chao había que volver a investigar porque el deterioro del castro no aguantaba más», señala.

La atención al prerrománico es el tercer pilar de su gestión. «Tenemos poco dinero pero el año pasado se restauró el músico de San Miguel de Lillo y, pese a la polémica suscitada, era necesario. Tenemos más actuaciones importantes en San Miguel y, en pocos días, se excavará en el exterior de Santo Adriano de Tuñón para corregir las humedades del edificio y abordar, el año que viene, la resturación de sus pinturas. Soy consciente de que queda mucho por hacer, pero hay dos cosas que no faltan en esta dirección: planificación y trabajo», subraya.

De izquierda a derecha, un hacha de mano hallada en el asentamiento más antiguo del norte peninsular, el de Cabo Busto (Valdés); Marco de la Rasilla -izquierda-, director de la excavación de El Sidrón, y Adolfo Rodríguez Asensio, con el maxilar recién localizado en la cueva; las pinturas que ornamentan las paredes de la domus del Chao Samartín, y, a la derecha, los dos bisontes grabados encontrados en La Peña, en Candamo.