La conclusión es clara: si se emplean como materia prima grafitos más cristalinos y con menos defectos, aumentan el grado de perfección y el tamaño de lámina de grafeno obtenido por vía química. El grupo de materiales compuestos del Instituto del Carbón (Incar) -uno de los tres organismos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Asturias- ha conseguido optimizar la síntesis de grafeno a partir del grafito. Los investigadores han obtenido una mayor perfección que la lograda hasta ahora con dicha tecnología, una forma de producción especialmente adecuada para su uso industrial.

Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista científica «Carbon». Fueron obtenidos en el marco de «Multicat», un proyecto «Consolider-Ingenio» 2010 financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y coordinado por el Instituto de Tecnología Química de Valencia.

Junto a las características del grafito de partida, también existen otras variables que condicionan el resultado, explican los investigadores del Incar-CSIC. «Si se opta por la vía química, estos factores son los relacionados con el control y el grado de severidad de todos los pasos del proceso de síntesis del grafeno», explica Rosa Menéndez, responsable del grupo de materiales compuestos del Incar y coordinadora del CSIC en Asturias. La vía química para producir grafeno «es la más competitiva económicamente y puede adaptarse a la producción a escala, dos aspectos básicos para llevar los materiales grafénicos al entorno industrial», precisa.

Si bien los grafenos sintetizados por vía química presentan más defectos -como vacantes atómicas o grupos funcionales residuales- que los obtenidos por otras técnicas, esas alteraciones «en algunos casos son ventajas extraordinariamente útiles para algunas aplicaciones, como las vinculadas con el almacenamiento de energía, el diseño de procesos industriales limpios y la biomedicina», afirma Rosa Menéndez. De ahí que los investigadores hablen de grafenos o materiales grafénicos en plural, habida cuenta la gran variedad estructural que se puede lograr al producirlo. Una diversidad que distingue a un grafeno u otro como más adecuado para un tipo concreto de aplicación.

En cambio, aplicaciones relacionadas con la electrónica requieren grafenos de mayor perfección, y para obtenerlos se emplean otros procedimientos, como depósito en fase vapor o exfoliación mecánica.

Tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA el pasado 18 de julio, el grupo de materiales compuestos del Incar-CSIC ha patentado una tecnología para obtener grafeno a bajo coste y a partir de coque, un producto derivado del carbón y el petróleo.