El Castelón de Coaña, imagen por excelencia de la Asturias castreña, fue un asentamiento prerromano mucho más extenso de lo que conocemos en la actualidad. Los arqueólogos Ángel Villa y Alfonso Menéndez Granda afirmaron ayer, durante la conferencia que clausuró el ciclo «Los castros del valle del Navia. Tesoro arqueológico en el occidente de Asturias», que de Coaña «sólo se ha explorado arqueológicamente un décima parte de su superficie», lo que significa que la mayoría de sus estructuras permanecen aún bajo tierra.

Los albiones, comunidad indígena que en época romana ocupaban el poblado, deben de haber sido los primeros astures que se instalaron en aquella colina de Villacondide a mediados del primer milenio antes de nuestra era. El castro de Coaña fue un dinámico y próspero asentamiento del valle del Navia protegido por potentes murallas, que no debió de ser ajeno a la intensa actividad minera que se desarrolló en la zona tras la conquista romana.

Hoy quedan como vestigio, formando parte del recorrido visitable, una parte de las fortificaciones y más de 80 construcciones castreñas, una cifra que, a tenor de lo que queda por excavar, habla de un poblado de dimensiones considerables, siempre que el resto de la superficie inexplorada se mueva en los mismos parámetros de ocupación que lo que ya conocemos.

El Castelón de Coaña, como se lo conoce en la zona, es la imagen castreña de Asturias, el más popular, y el primero que fue investigado arqueológicamente, lo que le valió una notoriedad a la que no es ajeno su temprano descubrimiento y sus dos siglos de estudio.

Ángel Villa considera este yacimiento una puerta abierta para rastrear la historia de la arqueología en Asturias, para lo que apunta hacia las primeras excavaciones documentadas, realizadas por José María Flórez en 1877. En aquella primera intervención salieron a la luz una veintena de construcciones. Después los estudios en Coaña tuvieron su gran momento con la llegada de Antonio García Bellido en los años cuarenta. Su prestigio profesional sirvió para popularizar el castro dentro y fuera de España, suscitando el interés inmediato por el yacimiento.

Pero uno de los pasos más esclarecedores de la arqueología de Coaña fue el que permitió confirmar recientemente su larga secuencia de ocupación. Frente a anteriores tesis favorables a una fundación romana, los últimos estudios han aportado datos sobre una vigencia que se prolonga desde mediados del primer milenio a. d. C. hasta la época romana. Así lo confirmaron las estratigrafías y el carbono 14 obtenidos con materiales de la acrópolis y las saunas del castelón.

Alfonso Menéndez Granda y Ángel Villa cuentan con una dilatada experiencia profesional en los castros asturianos y han dirigido intervenciones en yacimientos como el Chao Samartín, Taramundi, Pendia, Monte Castrelo de Pelóu y el Castelón de Coaña.

La conferencia que ofrecieron ayer en Navia cierra el ciclo organizado por la Consejería de Cultura a través del Museo Arqueológico de Asturias y en colaboración con el Ayuntamiento de Navia. También ayer se clausuró la exposición arqueológica integrada por piezas de los diferentes castros del Occidente instalada en el Liceo de Navia.