La espera media para someterse a una intervención quirúrgica no urgente en el Sistema Nacional de Salud (SNS) ha pasado de 76 a 100 días en el último semestre de 2012, según los datos actualizados al pasado 31 de diciembre publicados por el Ministerio de Sanidad, que registran la mayor demora desde que en 2004 se iniciara el cómputo de estas estadísticas. Los citados datos contrastan con los de Asturias, donde el tiempo medio de espera de los pacientes era de 79 días a finales del año pasado. O sea, 21 días menos que la media nacional.

A finales del año pasado había en España 571.395 pacientes en espera de una operación, un 6,4 por ciento más que en junio (536.911). Asturias aportaba 21.056. Según el informe nacional, la especialidad que más pacientes acumula es traumatología (166.302), seguida de oftalmología (110.812) y cirugía general y del aparato digestivo (108.508). Las que más tardan en ejecutar una intervención son cirugía torácica (152 días de media), neurocirugía (151) y cirugía plástica (124), y, las que menos, ginecología (70) y cirugía cardiaca (73). Por procesos, la intervención con más pacientes en espera es la cirugía de cataratas, con 90.599 pacientes, seguida de la hernia inguinal (24.020), la artroscopia (21.595) y el «hallux valgus» o juanete (17.152).

El informe del Ministerio también refleja un incremento en el tiempo de espera para la primera consulta con el especialista, que ha pasado de 53 a 59 días de demora media.

A la vista de estos datos, el portavoz de sanidad del Grupo parlamentario Socialista, José Martínez Olmos, anunció que su partido pedirá la comparecencia de la ministra de Sanidad, Ana Mato, para que explique este incremento. A su juicio, es una «consecuencia lógica de los recortes sanitarios y de la apuesta del Gobierno por ir desmantelando la sanidad pública». Martínez Olmos añadió que, con los anteriores gobiernos socialistas, «las listas de espera bajaron de forma continuada».

La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública lamentó este aumento y manifestó su temor a que este empeoramiento «vaya unido a un aumento de la morbilidad y la mortalidad».