«Tiene que surgir una alianza fuerte entre las instituciones políticas y los profesionales para poner en marcha el nuevo HUCA, probablemente el hospital más moderno de España». Así se pronunció ayer el consejero de Sanidad, Faustino Blanco, durante el acto de celebración del 50.º aniversario del inicio de la formación MIR en el Hospital General de Asturias, un programa de especialización médica en el que el centro sanitario ovetense fue pionero a nivel nacional.

Blanco invocó «aquella pasión por el trabajo» que en 1963 caracterizaba a un grupo de médicos respaldados por el presidente de la Diputación Provincial de Oviedo, José López-Muñiz (ya fallecido), y por el gerente Carlos Soler Durall (quien no pudo acudir a la conmemoración de la efeméride). Está previsto que la nueva sede del Hospital Universitario Central de Asturias entre en servicio de forma gradual a partir de enero de 2014.

Juan Ramón Jiménez, uno de los integrantes de aquella primera promoción de médicos residentes, relató que en el Hospital General concurrían tres colectivos bien diferenciados: los «boys», venidos de Estados Unidos; los «nois», llegados de Cataluña de la mano de Soler Durall, y los «APQ», acrónimo de «Asturias, Patria Querida» que designaba a los facultativos autóctonos.

Fernando Alonso Lej, presidente en 1963 de la comisión de docencia del Hospital General, argumentó con datos la condición de precursora de la formación MIR del centro ovetense frente a las reivindicaciones del madrileño Puerta de Hierro. César Sánchez Álvarez-Pedrosa, miembro de la primera comisión de residentes, reclamó un impulso para el actual sistema formativo de los médicos españoles, al que ve en un declive «inercial». Manuel Gordón Monreal, residente de la primera promoción MIR, subrayó que en aquel período formativo «contribuyeron a inculcarnos valores éticos y los recursos necesarios para emprender un camino».