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Mario González, ex gerente del HUCA

"Si hay desmotivación en el HUCA, la clave es definir hacia dónde se quiere ir"

"El trato dado por Foro a mi equipo no fue en absoluto justo" - "La crisis está quitando grasa sobrante a las prestaciones sanitarias"

Mario González, ayer, en Oviedo. | maría g. a.

En el año 2011 el médico asturiano Mario González González saboreó un raro cóctel: fue destituido de forma abrupta por el Gobierno de Foro de su puesto de gerente del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y recibió el premio al mejor gestor de salud 2011, una distinción de ámbito nacional. Nacido en San Martín del Rey Aurelio (1962), antes había dirigido el Hospital de Cabueñes (Gijón) y el Complejo Asistencial de León. Y después de sus cuatro años en el HUCA asumió la gerencia de los sectores sanitarios I y II de Zaragoza, y actualmente dirige el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (CHUVI). Está en Oviedo disfrutando del fin de semana festivo. Se le ve relajado.

-Se marchó de Asturias hace dos años, en octubre de 2011. ¿Qué ha hecho y qué ha aprendido en este tiempo en Zaragoza y Vigo?

-La gestión hospitalaria es apasionante. Haber tenido la ocasión de estar en Zaragoza, con hospitales como el Miguel Servet, el Royo Villanova y el Provincial de Zaragoza, y actualmente en el área sanitaria de Vigo, que da servicio a unas 600.000 personas, te da otra visión. Ves que las cosas pueden hacerse de otras maneras, y eso enriquece.

-¿Es más fácil gestionar la sanidad de esos lugares que la de Asturias?

-Asturias está en la media. Cada sitio es muy diferente. La sanidad depende de la sociedad en la que está implantada. Los cinco hospitales en los que he estado no tienen nada que ver uno con otro. Algunos son muy fuertes en el plano organizativo, otros en la faceta clínica, otros en investigación. Hay que adaptarse a cada uno.

-Usted ha trabajado con gobiernos autonómicos del PP y del PSOE. ¿Qué diferencias aprecia?

-En mi experiencia, todos los partidos tienen absolutamente interiorizado que el sistema de salud es un sistema público y que el acceso a la sanidad es universal. Y creo que las nuevas dinámicas de funcionamiento son compartidas por todos. No he notado ninguna desviación, ni por un lado ni por el otro.

-Usted no ve a unos como paladines de la sanidad pública y a otros como una banda de buitres que sólo quieren sacar tajada...

-En absoluto. Sería una grandísima equivocación. El sistema sanitario español es una de las grandes conquistas ciudadanas de los últimos 30 años. Luego podemos hablar de pequeñas cosas.

-Pongamos que hablamos de la Comunidad de Madrid.

-Madrid es un mundo completamente diferente. Pasaron de una organización que era muy potente a abrir de repente un número de hospitales que, en su momento, sorprendió a todo el mundo.

-Las privatizaciones son muy polémicas.

-Hay una cosa que es necesario respetar en todo momento: el acceso de los ciudadanos a una sanidad de calidad, adecuada a los impuestos que pagan. Si debe ser bajo la modalidad de una sanidad pública o privada, tengamos claro que en España siempre han coexistido los dos tipos. En Asturias teníamos centros que estaban fuera de la red pública y con los que se establecían conciertos singulares. En todos los sitios hay conciertos con la sanidad privada. Lo importante no es la manera de prestación, sino el control que se ejerce sobre ella.

-O sea, que ve este debate un tanto artificioso.

-Lo que quiere el paciente es ser bien atendido. Andalucía fue de las primeras comunidades en las que empezó a hablarse de empresas, como fue el Hospital Costa del Sol, y no pasó nada: la población está bien atendida. Madrid opta por otro modelo. Valencia optó en su momento por el famoso "modelo Alzira". No se puede demonizar ni a unos ni a otros. Dicho lo cual, añado que me gusta mucho la sanidad pública y que los mejores hospitales de este país forman parte de la red pública. Sin embargo, esta situación de crisis nos obliga a ser más eficientes.

-¿En qué línea?

-En todas. Pensemos en el dinero con el que contábamos, por ejemplo, en el período 2002-2008, una época que, afortunadamente, no va a volver. Hay estudios de esa época publicados en "New England" en los que se decía que entre el 20 y el 40 por ciento de los actos médicos no aportaban ningún beneficio al paciente. Es tremendo. Ahora nos replanteamos cosas que tienen que ver con el valor que se da al paciente.

-¿Ve posible que, pese a la crisis, puedan salvarse todas las prestaciones básicas?

-La crisis está contribuyendo a quitarnos de encima grasa sobrante. No creo que ningún sistema de salud esté suprimiendo servicios esenciales para el ciudadano. El gasto sanitario anual per cápita de España está mil o mil y pico euros por debajo de los de Francia o Alemania. Nuestro sistema tiene a veces poca racionalidad. Hay que poner límite, como en todo. Y no se puede permitir que haya carteras de servicios distintas en cada comunidad autónoma.

-¿Cómo recuerda el episodio en el que fue destituido como gerente del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) por el Gobierno de Foro?

-Todos los ceses son complicados. Ése fue muy particular. Son puestos de libre designación. Llegó un Gobierno y creyó que debía rodearse de otro tipo de personas con otra forma de organización. Y punto.

-¿Le dolieron las formas?

-Podían haber sido de otra manera. Si por algo nos caracterizamos las personas que trabajamos en el equipo del consejero Ramón Quirós fue por la implicación con el hospital, por unas decisiones adoptadas por criterios de gestión, no de oportunidad o de conveniencia. Eso nos obligó a tomar decisiones duras. Y creo que el trato recibido en este caso por mi equipo no fue en absoluto justo.

-Se ha hablado mucho de motivaciones de baja estofa en su destitución.

-No lo sé. Habrá habido de todo. Supongo que no hubo una razón única.

-¿A usted le consta que, como comentó el entonces consejero de Sanidad, su relevo se derivó de una orden del presidente Álvarez-Cascos tras leer una noticia de LA NUEVA ESPAÑA que no le había gustado?

-No me considero tan importante como para estar en la mente del Presidente. Con Álvarez-Cascos no he llegado a hablar, y no sé lo que él pudo hablar con el doctor Navia-Osorio. Y en estos momentos no me interesa. Los gestores tenemos que quitar cualquier carga de emotividad a este tipo de situaciones, que, por lo demás, terminan enriqueciéndote desde el punto de vista vital.

-¿Se dio por hecho que el nuevo Gobierno del PSOE le recuperaría?

-Leía las noticias de la prensa, pero no llegó a haber contactos.

-¿Qué sabe de la evolución del HUCA en estos dos años?

-Sé poco. El HUCA es el hospital de mi ciudad, de Oviedo, es un hospital muy importante y exige que todos nos impliquemos.

-La idea global es un deterioro de la motivación de los profesionales.

-Si ha ocurrido eso es preocupante. Un proceso como el que ahora afronta el HUCA sólo es posible con la implicación de todos: médicos, enfermeras -que son la columna vertebral del hospital- y el resto de personal. Si hay ese estado desmotivación, de falta de ilusión, la clave es definir hacia dónde se quiere ir, tenerlo muy claro, aunque haya muchas críticas. Cuando llegamos al HUCA en 2007 fuimos de los primeros de España en implantar la gestión clínica. Tuvimos que tomar decisiones muy difíciles. Algunas fueron poco entendidas, pero el tiempo acabó poniendo las cosas en su sitio. Lo fundamental es perseverar en la línea, y eso fue lo que hicimos. No hay cosa peor en un hospital que dar bandazos. Los profesionales quieren saber adónde van, incluso aunque no estén de acuerdo.

-Usted dejó hecho un proyecto de traslado del HUCA en quince días, y ahora se prevé que dure seis meses.

-Son modelos diferentes, y todos son respetables. El traslado de un hospital, si se planifica con tiempo, como estábamos haciéndolo, es factible hacerlo en dos semanas. Últimamente, los traslados de hospitales grandes han sido bastante rápidos. Al final, lo que iguala a todo el mundo es el resultado, no los procesos. Que se haga de manera excelente.

-¿Añora volver a Asturias?

-Asturias es mi tierra y aquí tengo a mi familia y a mis amigos, pero estoy en Vigo metido en un proyecto apasionante de apertura de un nuevo hospital. A corto plazo no me planteo volver.

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