La destitución de la gerente del Servicio de Salud del Principado (Sespa), Celia Gómez, empezó a gestarse el pasado mes de noviembre, cuando el director general de Innovación Sanitaria, Enrique González, dejó su cargo de forma voluntaria. Así lo señaló ayer el consejero de Sanidad, Faustino Blanco, en su primera explicación en público del relevo de mayor envergadura de la historia reciente de la sanidad pública.

Según el Consejero, cuando González optó por dejar la dirección general, "ya anuncié que se abría un período de reflexión pensando en una reorganización para lo que resta de legislatura, o sea, que ya anunciaba que esto podía ocurrir". La marcha de Enrique González y la destitución de Celia Gómez habían estado precedidas por la decisión de Aquilino Alonso de dejar la Dirección de Servicios Sanitarios del Sespa -puesto inmediatamente inferior al de gerente-, para convertirse en viceconsejero de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía. Se rumoreó, por entonces, que en aquel momento Alonso le ofreció a Celia Gómez retornar a Andalucía, y que ésta se negó por su deseo de llevar hasta el final su compromiso con el Gobierno asturiano.

Los tres "andaluces"

Así las cosas, los tres nombres citados, que tenían en común el haber desempeñado cargos de responsabilidad en Andalucía, ya no forman parte del equipo de Faustino Blanco. El Consejero indicó que los cambios llevados a cabo en su departamento "fueron conocidos con amplio tiempo suficiente por todas aquellas personas que deben conocerlos". Esta aseveración viene a dar respuesta a una información publicada el domingo por LA NUEVA ESPAÑA según la cual en algunos despachos socialistas próximos al presidente regional, Javier Fernández, se daba por sentado que éste sólo había sido informado del relevo de la gerente del Sespa cuando el cambio ya había sido ejecutado.

La explicación que el Consejero dio el pasado jueves a los gerentes de las áreas sanitarias es que había decidido destituir a Celia Gómez para situar en la gerencia a Tácito Virgilio Suárez (hasta entonces, su jefe de gabinete), porque deseaba darle al cargo un perfil menos político y más técnico.

Ayer, Blanco rehuyó entrar en detalles. "Pienso que el estilo de dirección podría ser otro. No tengo que señalar aspectos negativos. Esas decisiones no se toman por contraposición. Es algo intrínseco de las personas. Se habían conseguido unos objetivos intermedios y ahora se requiere otro esfuerzo para consolidar aspectos cuantitativos y cualitativos", subrayó el Consejero, quien agregó que en la medida adoptada se siente "respaldado" por el presidente Fernández y por el PSOE.