A un lado, los Picos de Europa. Al otro, la inmensidad del mar Cantábrico. Y todo sin moverse del sitio, con una simple mirada desde el mirador del Fito, en el alto del mismo nombre, en plena sierra del Sueve, entre los concejos de Parres y Colunga. Construido hace casi un siglo, en 1927, el mirador está hecho a base de hormigón -con forma de una especie de taza- al que se accede por unas cuantas escaleras tras recorrer un corto sendero que parte desde el aparcamiento situado justo en el alto, al pie de la carretera entre Colunga y Arriondas, la regional AS-260.

Muy frecuentado en verano, hacer una escapada hasta el Fito en esta época permite disfrutar prácticamente en soledad de una de las vistas más impresionantes que hay en Asturias y, lo que es más importante, en silencio, sólo perturbado por el ruido del viento o de algún coche que pase por la poco transitada carretera de acceso. El mirador cuenta, además, con un mapa circular en el que se sitúan los pueblos y montañas que se divisan desde el mismo. El mítico Naranjo de Bulnes o Peña Santa de Castilla, que estos días aparecen nevados, son algunas de las cumbres de los Picos que se contemplan sin ningún problema; y, al otro lado, los distintos pueblos marineros de la costa oriental asturiana. El alto del Fito suele ser también lugar de partida de varias rutas senderistas. Una de las más populares, la que conduce al pico Pienzu, desde el que las vistas son, si cabe, más espectaculares.

Una escapada al Fito puede ser el complemento perfecto este fin de semana antes o después de acercarse hasta el cercano concejo de Piloña y disfrutar de las Jornadas de la caza, en las que participan unos cuantos restaurantes de la zona con menús a 20 euros. También por la comarca, aunque más al interior, en Ponga y Amieva, celebran durante todo el mes unas jornadas gastronómicas, en este caso dedicadas a la matanza, con nueve platos a base de carne de cerdo.