La tecnología ha estado siempre, de una manera u otra, detrás del arte y sus obras. Y en ocasiones ha sido el motor de una modificación radical de las visiones artísticas de esa convención a la que llamamos realidad. La exposición "Datascape", que se inauguró ayer en LABoral, permite constatar cómo la apabullante expansión de la informática y el desarrollo de la interfaz gráfica, desde los años setenta, ha incidido en ciertas tradiciones artísticas para permitir el nacimiento de un nuevo "paisajismo" a partir del flujo y la suma de datos. Esa interrelación supone una manera distinta de acercarse a la realidad y aporta, al mismo tiempo, otra realidad que es sin duda, en los casos más logrados, una obra de arte.

Las doce instalaciones o piezas que Benjamin Weil, comisario de esta muestra y director artístico del Centro Botín, ha incluido en "Datascape" son notables ejemplos de un arte nuevo creado a partir de datos: píxeles, códigos fuente, estadísticas de la Bolsa o las gráficas de las emisiones de polen registradas en Gijón. Weil, feliz ayer por este regreso a LABoral, instalación de la que fue director artístico hasta finales del año pasado, selecciona obras de Burak Arikan, Angela Bulloch, Nerea Calvillo, David Claerbout, Harum Farocki, Joan Fontcuberta, Michael Najjar, Thomas Ruff, Enrique Radigales, Karin Sander, Charles Sandison y Pablo Valbuena. Algunos de estos artistas estuvieron ayer en la presentación de "Datascope", una de las exposiciones importantes del año en Asturias.

La organización es fruto de la colaboración con el Borusan Contemporary y se montó primero en una versión más reducida, en la primavera de 2013, en Estambul. Una de las piezas más sugestivas es la videoproyección "site specific" generada por ordenador "Logos (Hagia Sophia)", de Sandison, una digitalización de la arquitectura e imaginería de Santa Sofía. "Nuestros espacios son más pequeños, lo que no ocurre con LABoral; ha sido fascinante y una alegría ver que este trabajo se ha desarrollado en sólo un año", afirmó Kathleen Forde, directora de Borusan Contemporary.

"Es interesante comparar lo que ha ocurrido con la historia del arte y, ahora, con la interfaz gráfica; ver lo que surge de dos sistemas de representación", indicó Weil, para quien "Datascape" es una exposición concebida y montada también "como un paisaje". Recomendó "observar los cambios sutiles" de cada una de las piezas. Para el comisario de la muestra, esa multiplicación creciente de la corriente de datos y el estrechamiento de la relación espacio-tiempo, resultado de los avances tecnólogicos de los últimos cuarenta años, ha afectado a "nuestra percepción del entorno en tiempo real". Lo extraño sería que esas transformaciones no cambiaran también el arte. Así, esta exposición es "una revisión de cómo abordan los artistas contemporáneos la complejidad del mundo" y toma su nombre "de una noción de una realidad cada vez más complejizada por los datos".

La consejera de Cultura y Educación del Principado, Ana González, celebró ayer "Datascape" (es la principal apuesta expositiva de LABoral en este curso) como otro párrafo del capítulo en construcción del largo relato de la historia del arte: "Los lenguajes artísticos cambian todos los días, pero permanecen fieles a una pulsión desde el origen de los tiempos". Y vio en la presencia de Weil como comisario de la muestra (LABoral le debe buena parte de su perfil programático) un signo con "valor simbólico". Una referencia a una línea de trabajo que debe prolongar el nuevo director, Óscar Abril.