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Transparencia y fragilidad

Transparencia y fragilidad

La transparencia se impone en la agenda política como requerimiento inexcusable para la regeneración, cuya tardanza en llegar aviva la sospecha de que quienes la promueven están escasamente convencidos de su necesidad. Esa desgana de quienes dominan el patio de lo público por adecentar el espacio en el que se mueven contrasta con lo que en la sociedad es una exigencia primordial.

Sobre el empeño en conocerlo todo de los otros, y no solo de los políticos, reflexiona Byung-Chul Han, pensador de origen coreano pasado por lo más crudo de la filosofía alemana, en "La sociedad de la transparencia" (Herder). Ese librito nos alerta de que la confianza y el desnudo total operan como opuestos. "La potente exigencia de transparencia indica precisamente que el fundamento moral de la sociedad se ha hecho frágil, que los valores, como la honradez y la lealtad, pierden cada vez más su significación". Lo que es tanto como decir que la regeneración ha de calar mucho más allá de la política.

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