Javier Cancio-Donlebún, director de aprovisionamiento e informática de Hunosa y buen conocedor de la genealogía familiar recorrió ayer en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) la vida y andanzas de su antepasado, el almirante Gonzalo Méndez de Cancio, un asturiano con una brillante trayectoria que llegó a ser gobernador y capitán general de La Florida, cargo que desempeñó entre 1596 y 1603. La charla, titulada "Un pionero entre dos mundos: El almirante Gonzalo Méndez de Cancio, gobernador y capitán general de La Florida", abre el ciclo dedicado a "Asturianos en Indias", que coordina José A. Álvarez Castrillón.

Durante su carrera militar, Méndez de Cancio vivió diferentes conflictos armados. En algunos tuvo una decisiva intervención como sucedió en la defensa de Puerto Rico, en noviembre de 1595, ante el ataque de la armada comandada por los corsarios ingleses Francis Drake y John Hawkins. Javier Cancio relató durante la charla una de las experiencias que más iba a contribuir a difundir su nombre tras su regreso a España, ya que a él se debe la introducción del cultivo del maíz en el noroeste de España. El almirante "había conocido su potencial alimenticio durante su estancia en La Florida por lo que dedicó grandes esfuerzos a la mejora de su labranza, molienda y comercialización". Los satisfactorios resultados le animaron a traer a Asturias las semillas de maíz con las que se inició el cultivo a comienzos del siglo XVII.

Otro de los logros de Gonzalo Méndez de Cancio (Casariego, 1551-1622) fue el decidido impulso que imprimió a la sanidad. Según Javier Cancio, gracias a su empeño se culminó la construcción de un hospital y el mismo fundó, totalmente a sus expensas, otro en Santa Bárbara, ambos en San Agustín de La Florida. Estos dos sanatorios están considerados en los Estados Unidos como los primeros centros hospitalarios del territorio, y su creación fue siempre muy celebrada entre los norteamericanos. Los últimos años de su vida, los pasó el gobernador de La Florida en Asturias, donde fue alcalde mayor de Castropol, pueblo al que por entonces pertenecía el lugar de Casariego, donde falleció en 1622. Está enterrado en su capilla de San Esteban de Tapia, que el mismo mandó construir en 1611.