El RIDEA, Real Instituto de Estudios Asturianos, muy en su línea, organizó un ciclo de conferencias en Covadonga que culminó el día 21 con una misa cantada por un singular oficiante, al que los católicos dan el título de Arzobispo.

Estoy convencido de que si se hiciera una encuesta, el RIDEA es un gran desconocido para la mayoría de los asturianos, exceptuando algunos círculos culturales vinculados a la capital de la región. Aparecido en la época más montaraz del franquismo, el RIDEA ha hecho méritos sobrados de conservadurismo político-religioso, que en Asturias cristalizó en el "covadonguismo", ideología nacional-confesional subsidiaria del nacional-catolicismo, que, llegada la democracia, se siente más incómoda con la aconfesionalidad constitucional de nuestros días que con la alianza del trono y el altar de tiempos pretéritos.

Desde Asturias Laica nada tendríamos que objetar a quienes, en el uso de su libertad de expresión, bajan a la plaza pública a defender tan cuestionados planteamientos que ya en el mismo foro han hallado la conveniente respuesta. El asunto es que el RIDEA no es una asociación privada. El asunto es que el RIDEA es un ente público. El asunto es que el RIDEA se ha sostenido, al menos hasta la actualidad, con dinero público. Para decirlo claramente, el RIDEA es de todos, porque entre todos lo pagamos.

Y por lo tanto, todos y todas tenemos derecho a exigirle que rinda cuenta de sus ingresos y gastos, de sus actividades y del cumplimiento de la ley. Me dirán que las explicaciones a toda la sociedad asturiana se dan en la institución más representativa, la Junta General del Principado. Cierto. Pero hasta cierto punto. En una sociedad democrática el Parlamento no es el único cauce. La pública tribuna también lo es. Y desde ella y con todo derecho, desde una pequeña asociación como Asturias Laica nos preguntamos y les preguntamos:

¿Con qué derecho el RIDEA, un ente público de un Estado aconfesional, promueve la celebración de misas cantadas en el santuario de Covadonga?

¿Con qué derecho el actual RIDEA prosigue respaldando una doctrina carente de rigor historiográfico al servicio del españolismo monárquico de la "católica Majestad"?

El uso indebido del dinero público y la participación en ceremonias religiosas de autoridades y representantes de entidades públicas suponen la quiebra de la igualdad de derechos, privilegiando a unos ciudadanos respecto de otros en base a sus creencias, y esto atenta contra la libertad de conciencia.

Covadonga es para los católicos un lugar sagrado en la expresión pública de su privada fe. A la vez que les manifestamos nuestro más sincero respeto, exigimos a las autoridades y a las instituciones públicas que dejen de inmiscuirse en los asuntos y ceremonias religiosas.

Reiteramos que las autoridades públicas en una democracia nos representan a todos, creyentes y no creyentes, y deben, por tanto, mantener una separación nítida y clara entre religión y política.

Por un Estado laico.