Asturias registra más de 300 casos anuales de cáncer relacionados directamente con el entorno laboral. Una jornada técnica que tuvo lugar ayer en Oviedo incidió en la necesidad de poner en marcha medidas de control sobre el ambiente laboral en determinadas profesiones, sobre todo en aquellas en las que interviene alguno de los veinte productos químicos, de uso laboral muy cotidiano, y tachados por la Asociación Internacional del Cáncer, dependiente de la OMS, como inequívocamente cancerígenos.

La Consejería de Sanidad anunció ayer que incluirá información de la vida laboral de los pacientes en sus historias clínicas electrónicas para tratar de identificar mejor algunas enfermedades y poder prevenirlas.

Atención especial a los cánceres que en Asturias se han relacionado con las ocupaciones laborales: pulmón, vejiga, laringe y senos nasales. Y atención a las consecuencias de una exposición prolongada y sin protección a elementos como el cromo, el níquel, el vinilo y los derivados del benceno.

El 5% de los cánceres son de claro origen laboral, aunque se trata de una enfermedad multifactorial. El estudio realizado en Asturias por parte de la Consejería de Sanidad entre 566 enfermos de cáncer, detectó 27 casos con altas probabilidades de ser "cáncer laboral", como se conoce en el argot médico. En otros 65 casos (11,5%) se ha acreditado una relación clara aunque menos intensa entre la enfermedad y el ambiente laboral.

"Asturias está a la cabeza nacional en declaración de cáncer profesional", afirmaba ayer el director general de Salud Pública, Julio Bruno.

Pero la estadística tiene truco porque Asturias tiene activados los protocolos, al menos en mayor intensidad que la mayoría de las comunidades autónomas. El primer cáncer laboral se declara en Asturias en torno al año 1997.

La jornada de ayer se titulaba "Una tarea de todos. Reconocimiento del cáncer laboral", fue presidida por el consejero de Sanidad, Faustino Blanco, y en ella participaron cerca de 200 profesionales sanitarios y de mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

Sanidad trabaja en un cambio en los sistemas informáticos para que los profesionales sanitarios de atención primaria dispongan de un espacio específico donde recoger la historia laboral y para poder realizar la comunicación de sospecha de una enfermedad profesional", aseguró ayer Faustino Blanco.

"Es necesario profundizar en la colaboración e intercambio de información entre los médicos del servicio público de salud y de los servicios de prevención, con el objetivo común de tener una historia laboral detallada que sustente la sospecha de enfermedad profesional", pidió ayer el responsable de la Sanidad asturiana.

Un reciente estudio en el que participó el Hospital San Agustín, en Avilés, demostraba que el factor laboral era clave en el cáncer de vejiga (más de 15 casos por cien mil habitantes y año) y que la prevalencia masculina entre los afectados tenía que ver con la profesión y, en concreto, con las industrias que utilizan sustancias químicas orgánicas como aminas aromáticas (bencidina y beta-naftilamina), colorantes, cuero, textiles y productos para pinturas. También los operarios de máquinas, tipógrafos, trabajadores de tintorerías y peluquerías y camioneros, probablemente debido a la exposición a los gases de diésel.