Les Pedroses, en Ribadesella, podría ser uno de los complementos de la cueva de Tito Bustillo. Patrimonio reconoce que está semi preparada para las visitas. Tiene unos animales acéfalos que son muy interesantes desde el punto de vista científico pero quizá no muy espectaculares para las visitas turísticas. Es una de las muchas cuevas en las que se plantea el dilema de lo que se ve y lo cuesta que se vea.

La cueva de Coimbre, en Peñamellera Alta, está sujeta a estudio arqueológico. Uno de sus principales problemas es que tiene un acceso muy complicado desde la carretera. Su bisonte grabado, en el vestíbulo, es una figura fantástica, de lo mejor del arte rupestre asturiano. A partir de ahí, llegar hasta otras referencias rupestres se hace difícil y obliga a reptar y a bajar por una especie de tubo. Las visitas generales se hacen casi imposibles.