Dos siglos largos separaron la vida y obras del Cardenal Cisneros y de Gaspar Melchor de Jovellanos. Sin embargo, los dos pasaron a la posteridad como hombres de Estado interesados por encima de todo en "el bien común y el progreso del país". Sus figuras quedaron ayer además enlazadas de la mano del historiador Joseph Pérez, premio "Príncipe de Asturias" de Ciencias Sociales, quien ofreció una charla en la Casa Natal del prócer gijonés dentro del ciclo de actividades programadas con motivo de la entrega de los galardones mañana, viernes.

Habló Pérez de "Hombres de Estado, de Cisneros a Jovellanos", y lo hizo acompañado de los historiadores Fernando Manzano, encargado de introducir el acto, y de Joaquín Ocampo, que disertó brevemente sobre Jovellanos. Lo hicieron rodeados de medio centenar de personas en un encuentro en el que se puso de relieve "el sentido superior del bien común" de que hicieron gala Cisneros y Jovellanos, aun cuando a los dos les tocó lidiar, en sus respectivos contextos, con una época convulsa, de transición de formas de estado y de pensamiento en la que jugaron un papel de "hombres bisagra del cambio", de facilitadores del tránsito hacia etapas de mayor modernidad.

Porque Cisneros, bajo el reinado de los Reyes Católicos, "fue un hombre de acción, que tuvo un interés muy temprano por las cuestiones económicas y que a pesar de su admiración por los monarcas se dio cuenta de los fallos y errores que se estaban produciendo", apuntó Pérez. Así, recordó cómo la agricultura se había dejado de lado para impulsar la ganadería trashumante, por lo que "Cisneros encargó la redacción de un tratado de agricultura para tratar de desagraviar a los agricultores y devolverles el protagonismo en el sistema, defendiendo también que España no podía limitarse sólo a vender materia prima para comprar productos a otros países". Una idea que fue retomada por Jovellanos tras "un hueco de dos siglos en los que hubo hombres al servicio de la dinastía, pero no del Estado", destacó Pérez.

Jovellanos llegaría así a ser "político a su pesar", apuntó el profesor Ocampo, quien enumeró las vicisitudes a las que tuvo que enfrentarse el ilustrado gijonés "en un período histórico de gran tensión, en el que todas sus creencias empezaban a tambalearse bajo sus pies". Fue un impulsor de "la Ilustración en tiempos de revolución", y "en muchos momentos hubo de pagar por ello, con numerosas sospechas de supuestos ataques a la monarquía", como recordaron los ponentes en la conferencia.

Toda una lección de historia en directo a la que asistió un grupo de alumnas del Real Instituto de Jovellanos acompañadas por su profesora, "encantadas" con la oportunidad de conocer de cerca a "alguien tan influyente" sobre quien empezarán a trabajar en las clases en las próximas semanas. La ovetense licenciada en Historia de España Leyre Tejo tampoco quiso dejar pasar la oportunidad de escuchar a "alguien que admiro mucho", porque "sus libros me han salvado en más de una ocasión a la hora de estudiar, de preparar temas y exámenes". Por eso, ayer se presentó en la Casa Natal de Jovellanos con un tomo de la "Historia de España" en el que Joseph Pérez estampó su firma. Una rúbrica de premio y para la posteridad.