Con el ánimo de romper estereotipos culturales, abrir la mente a nuevos horizontes profesionales y revertir los aprendizajes del extranjero en el país de origen, los responsables del programa de becas Fulbright en España, así como cinco becarios (un americano, una indonesia, un español, una sudafricana y una paquistaní) de las últimas convocatorias, tuvieron oportunidad de explicar ayer en el campus de Gijón a un centenar largo de estudiantes de Ingeniería las características de una iniciativa orientada a alcanzar "el entendimiento mutuo entre países", como se encargó de resaltar Guy Vanover, jefe del programa de becas para españoles.

"Vale la pena, es un proyecto que te abre la mente", reconocía sobre su experiencia José Muñiz, catedrático de Psicometría de la Universidad de Oviedo y becario por la Fundación Fulbright en el año 1987 en la Universidad de Massachusetts. Aquella oportunidad le permitió abrirse no sólo nuevas oportunidades profesionales, sino que también acercó a la Universidad de Oviedo la posibilidad de enviar a América estudiantes de doctorado, subrayó el catedrático. "Tiene un impacto inmenso no sólo en la vida personal, sino también en el ámbito institucional", continuó Muñiz sobre el programa de becas Fulbright. Su experiencia desembocó en "relaciones duraderas y muy fructíferas" con universidades americanas, constató.

Félix González (ingeniero de Telecomunicación por la Politécnica de Madrid) es uno de los cinco exbecarios Fulbright que junto a Russel Quiñones (americano), Sidrotun Naim (doctora por la Universidad de Indonesia) y Shehzad Hameed (periodista y director del documental "Pakistan Four") se subirán al escenario del teatro Campoamor para recoger el premio "Príncipe de Asturias" de Cooperación Internacional 2014. El español vivió la "experiencia Fulbright" entre el "shock cultural" inicial y la emoción posterior de convertirse en embajador de España en Estados Unidos. "Somos embajadores de bajo nivel, a pie de calle, pero embajadores", declaró el joven ingeniero, quien dijo encontrar muchas similitudes entre el campus de Gijón y el de Stanford, adonde se desplazó en 2010.

Desde su creación, 5.500 españoles han tenido acceso a estas ayudas y 2.300 norteamericanos han estudiado en España. "A mí me cambió la vida", reconoció González.