"Estoy feliz, muy bien. Entré en el quirófano con un poco de miedo, pero me tranquilizaron los doctores, y todo salió muy bien". Así resume su experiencia María Jesús Turbón, natural de Valencia y afincada desde hace largo tiempo en Langreo, que se ha convertido en la primera paciente operada en el mundo con un nuevo "stent" (especie de muelle metálico) cerebral diseñado para tratar aneurismas complejos y evitar hemorragias. La intervención fue llevada a cabo en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) el pasado 9 de mayo, pero hasta ayer no fue dada a conocer a los medios de comunicación.

Las pruebas de control han confirmado el éxito de las dos operaciones llevadas a cabo en mayo. Desde entonces, el HUCA ha practicado ya ocho procedimientos con esta nueva técnica que, según los especialistas, "no sólo ocluye el aneurisma, sino que remodela y reconstruye la arteria donde se ha desarrollado la enfermedad, y así obtiene unos resultados mucho más definitivos". El coste de cada dispositivo -que llega al cerebro después de ser introducido a través de una incisión en la ingle- ronda los 10.000 euros.

Los principales artífices de esta nueva técnica son Pedro Vega y Eduardo Murias, neurorradiólogos intervencionistas, quienes destacan que en este tipo de intervenciones han contado con la colaboración de diversos servicios del HUCA. Los doctores Murias y Vega destacaron que los resultados fueron publicados el mes pasado en la revista médica "Journal of Neurointerventional Surgery", en forma de artículo original en el que se describen, además, las experiencias protagonizadas por un hospital universitario de Ginebra y otro de Toronto.

Los aneurismas cerebrales son dilataciones de las arterias que, si se rompen, producen una hemorragia cerebral. Suelen afectar a pacientes de mediana edad y registran una elevada tasa de morbimortalidad. "Para evitar esa complicación, se pueden ocluir de dos formas: quirúrgica, a través de una craneotomía; o endovascular, mediante un cateterismo", indicaron los neurorradiólogos. En este último caso, los aneurismas, habitualmente, se rellenan con unos filamentos de platino llamados "coils". La elección de una técnica u otra depende de diversos factores anatómicos y clínicos.

¿Qué es un aneurisma complejo? Por ejemplo, aquél que por su morfología, tamaño y localización no admite un tratamiento convencional, o éste no obtiene resultados satisfactorios. Es entonces cuando se recurre a los denominados stents derivadores de flujo, "que han supuesto uno de los mayores avances en el ámbito de la neurorradiología intervencionista, porque con ellos se abordan aneurismas muy difíciles o imposibles de resolver hasta hace pocos años", indicaron los especialistas.

¿La clave? Que tienen una malla muy densa, de modo que, una vez implantados en la arteria que sufre el aneurisma, reducen de tal modo la entrada de sangre en el mismo que consiguen cerrarlo progresivamente hasta en el 80 por ciento de los casos. Con respecto a las técnicas convencionales, la presentada ayer mejora los resultados y evita los riesgos de provocar un infarto cerebral.

María Jesús Turbón admitió que, una vez informada por los médicos de que debía someterse a esta intervención, llegó a visitarlos por dos veces con el fin de que le explicaran los detalles. "Quizá fui un poco pesada, pero necesitaba seguridad y me la dieron. Ahora hago una vida totalmente normal", señaló la mujer, antaño delineante en un estudio de arquitectura y actualmente cuidadora de su madre, enferma de alzheimer desde hace doce años.