Los años han convertido a José Coronado en un actor que ofrece un sólido y perturbador registro cuando interpreta personajes violentos y oscuros. En 2011 obtuvo un "Goya" por "No habrá paz para los malvados"; nueve años antes ya había sido candidato al premio por "La Caja 507", también de Enrique Urbizu. En carna en "Fuego", única película española que compite en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX), a un expolicía que ha interiorizado el odio y la venganza como respuestas a un atentado de ETA, en el País Vasco, que mató a su mujer y dejó mutilada, sin piernas, a su hija. "Ese odio no lleva a ningún lado, hay que intentar pasar página con respeto a todo el mundo", aseguró el intérprete, para quien el largo conflicto vasco "se está empezando a superar con amor y tolerancia".

Coronado definió "Fuego", filme del director vasco Luis Marías en el que comparte elenco con una notable Leyre Berrocal, además de con Aida Folch, Gorka Zufiaurre y Jaime Adalid, como "un thriller rodado magníficamente que te engancha desde el principio". "Mi personaje es un muerto en vida; lo de menos es que haya sido policía, porque le podría pasar a cualquiera", explicó el actor, para quien lo fundamental es buscar salidas "para no acabar en la barbarie y en un nuevo ojo por ojo". "Ahí hay seres humanos debatiéndose", añadió.

Coronado estuvo ayer con Marías y sus compañeros de reparto en la presentación de esta dura cinta, que se estrenó en el FICX y se coloca en el otro lado de la frontera de obras como "Ocho apellidos vascos". "Es una película que te toca y te afecta; te hace reflexionar y a mí me ha hecho más tolerante".

Es una cinta que busca situarse en el mundo posterior al alto el fuego del terrorismo etarra. "Ahonda en el futuro de la convivencia; las heridas siguen abiertas y hay muchas vidas destrozadas", señaló Marías. El director de "Fuego" hizo resaltar que su historia intenta que podamos "ponernos en el punto de vista del otro" y "en el sufrimiento ajeno". "Es dura pero con un gran poso de esperanza", dijo. Drama y dolor tejen un final catártico. "Con la venganza no solucionamos nada", apuntó aún Coronado.

Marías indicó que ha deseado hacer una película de planteamiento clásico, de personajes y actores. Destacó, por ejemplo, el trabajo gestual que hace Coronado con las manos. "He querido que se vea el dolor que causa la violencia; yo, por mi parte, espero que la gente diga que no volverá a suceder". "Hoy somos más conscientes del mostruo que han llegado a desatar", subrayó la actriz bilbaína Leyre Berrocal, que interpreta a una mujer que, junto a su hijo con síndrome de Down y su marido en prisión (el etarra que asesinó a la mujer de Carlos/Coronado), quiere rehacer su vida y distanciarse de toda violencia. "Aquello era el Oeste; teníamos que haber hablado antes, pero estábamos un poco acojonados", confesó la actriz, antes de encadenar: "Creo que viviendo y conviviendo, respetando las ideas de los demás, podemos avanzar".

Aida Folch, uno de los jóvenes talentos del cine español (protagonizó en 2012 "El artista y la modelo", de Fernando Trueba), habló de su complejo personaje: "Es una víctima que sufre las consecuencias tanto físicas como psíquicas (del atentado etarra), aunque es alguien de una nueva generación que necesita salir de esa burbuja de violencia porque quiere vivir".

Gorka Zufiaurre, debutante frente a la cámara, se mostró encantando por su participación en esta película de actuaciones intensas: "Han sido muchas horas pero hemos hecho muchos amigos". Cuando le preguntaron si quería seguir como actor, no lo dudó: "¡Claro!". Jaime Adalid interpreta a un polaco embarcado en un difícil compromiso vitalicio: "Es el personaje que debe introducir un poco de luz".