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Un crimen casi perfecto y una niña que no se va

Antón García y Ángeles Carbajal, premios de narrativa y poesía en asturiano, piden más esfuerzo en enseñanza y promoción

Un crimen casi perfecto y una niña que no se va LUISMA MURIAS

Cuenta "Crónica de la lluz y la solombra" la historia de Rafael González Gancedo, que creyó haber cometido el crimen perfecto. Mató a su mujer y a su hijo pequeño pero acabó ajusticiado en la plaza central de Tineo. La última ejecución pública que se celebró en Asturias, allá por 1897. "Crónica de la lluz y la solombra" le valió a Antón García (Tuña, Tineo, 1960) para ganar el premio "Xosefa Xovellanos" de novela en lengua asturiana. ¿Una novela negra? No exactamente, "porque a mí no me importa que se conozca de antemano el desenlace. Es más bien una novela histórica, aunque no de grandes personajes", explica el poeta y narrador, que ya en los años ochenta "fijó" su lengua creativa y no se separó de ella. Se llama coherencia.

"No siento la necesidad de escribir en castellano. Si me piden alguna cosa la hago sin inconveniente, pero en asturiano me encuentro muy cómodo", dice Antón García, quien está convencido de que "la gente que mejor escribe es la gente que mejor lee". Vale para el asturiano y para cualquier lengua en el mundo. Con la llingua como elemento de expresión, la narrativa lo tiene un poco más difícil que la poesía, "que ya contaba en Asturias con una cierta tradición histórica de peso y calidad". La narrativa sigue buscando público, la clave misma de su supervivencia. "Hay calidad" entre los destinatarios, "pero no tanto cantidad".

Asegura Ángeles Carbajal (Argüelles, Siero, 1959) que a pesar del paso de los años sigue vigente "la niña que fui". Y por mucho tiempo, "porque si perdemos ese niño que llevamos dentro no somos nada".

Carbajal acaba de ganar el premio "Xuan María Acebal" de poesía en lengua asturiana con un poemario que ella titula "L'aire ente la rama" y que viene a ser continuación de "En campu abiertu" (2012), con el que ganó el "Teodoro Cuesta" de poesía.

"Son recuerdos de la neña que fui, quizá un poco agrios, parecidos a los de muchos niños de las aldeas asturianas de los años sesenta". Recuerdos, dice, de "fesoria y gadaña" y de paso homenaje a los padres y abuelos, "que endurecieron sus manos para suavizar las nuestras". Un mundo perdido, en cualquier caso. El protagonista también es el paisaje, que va cobrando vida a cada verso, como trazos de pincel en el óleo de los recuerdos.

Ángeles Carbajal sigue compaginando castellano y asturiano. El momento, el tema, el ánimo van marcando la elección de la lengua. "Comencé a escribir en castellano por la sencilla razón de que siempre pensé que no sabía hacerlo en asturiano. Pero aquellos poemas iban llenándose de palabras de les vieyes y en asturiano era como si se escribieran solos, porque la lengua propia empuja".

Pide Antón García las mismas políticas para el libro en asturiano que se practican para el libro en castellano, desde el fomento de clubes de lectura hasta un esfuerzo de exportación de narrativa asturiana a otras lenguas. Y cree que hay futuro, desde la convicción de que "hay mucha gente joven orgullosa de su lengua y que no tiene complejos". Ángeles Carbajal pide un esfuerzo en la enseñanza "para que el asturiano no se tome a broma, para que los niños aprendan hablando y leyendo". No es un reto fácil "en una sociedad pasiva, que demuestra poca lucidez para defender un bien de primera magnitud como es una lengua propia. Tenemos que estar muy atontados para permitirlo".

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