En comparación con Andalucía y la Comunidad Valenciana, Asturias es un paraíso en materia de conflictividad docente. Y aun así hay casos que, sin ser numerosos, resultan llamativos. Daños en las carrocerías de los coches o el sucedido hace un par de cursos cuando alguien aflojó las tuercas de la rueda de un coche de un profesor justo antes de un desplazamiento largo. El pasado curso un profesor se encontró con su nombre en la pared del patio junto a un "apellido" que dice mucho de quien lo pintó: "Maricón".

ANPE citaba ayer, sin concretar, un colegio asturiano "con cerca de veinte profesores de los que un 90 por ciento piensan en marcharse" por un grave, creciente y continuado enfrentamiento con la dirección. "La Consejería lo sabe, pero no ha hecho nada hasta la fecha". Pertenece a un municipio pequeño y la tensión "está afectando a la calidad de la enseñanza y perjudicando por tanto a los alumnos".