"El Hospital no es elástico", admitió ayer Manuel Matallanas, gerente del HUCA y del conjunto del área sanitaria de Oviedo, en alusión a la situación de lleno prácticamente total que experimenta el recinto sanitario de La Cadellada desde que se agudizara la epidemia de gripe. "Tenemos una estructura de personal, asistencial y de camas, con habitaciones que podemos duplicar, pero no más". Según el gerente del HUCA, "lo normal es que podamos aguantar esta situación; de momento estamos llevándolo razonablemente". En la mañana de ayer estaban ingresados "en torno a mil pacientes".

Matallanas precisó que el número de camas disponibles "es el mismo que con el que veníamos trabajando en el viejo Hospital desde septiembre de 2013". "En principio, no parece que el diseño del número de camas sea pequeño", enfatizó el gerente del HUCA. El añejo debate sobre la presunta escasez de camas del recinto sanitario se reavivó la semana pasada, a medida que su capacidad se iba colmando. Este periódico intentó, sin éxito, que la Consejería de Sanidad expusiera públicamente su postura al respecto. No hubo respuesta, y LA NUEVA ESPAÑA explicó que, mientras el viejo edificio del Cristo era un gigantesco cascarón en el que, en casos extremos, siempre se podía echar mano de plantas cerradas desde hacía largo tiempo, en el nuevo no existe esta flexibilidad.

Esta explicación, publicada el pasado sábado, fue agriamente criticada por el director general de Salud Pública, Julio Bruno, quien empleó su cuenta de Facebook para romper el silencio del día anterior y tildarla de "especulacion pueril" y apostillar: "Lamentable pandilla de carcamales". Ayer, Matallanas vino a corroborar la explicación de este periódico. Eso sí, matizando que el Hospital Monte Naranco, al que se derivan pacientes del HUCA, "es parte de este Hospital, y si el pasado día 15 abrimos una unidad fue porque ya estaba previsto abrirla".