Se acerca el momento de cambiar los relojes. En esta ocasión, será el turno para adelantarlos una hora, de manera que el domingo a las dos de la madrugada serán las tres. Se ganará una hora más de sol, con lo que anochecerá entre las 20 y las 21 horas, y el amanecer se producirá más tarde.

Una medida que, desde hace unos años, divide a los expertos y entorpece el ritmo de vida de muchas personas, especialmente los mayores, que no logran habituarse al cambio horario: las alteraciones transitorias, como la distimia (estado de ánimo deprimido), somnolencia, irritabilidad, nerviosismo y cefaleas pueden aparecer en los primeros días.

Consulta el siguiente gráfico interactivo para conocer los husos horarios en Europa:

La adopción del cambio de huso horario se produjo hace ahora un siglo. Fue una idea alemana tomada en la Primera Guerra Mundial con el mismo objetivo de ahora, aunque el contexto actual sea, afortunadamente, muy diferente. El propósito era, y sigue siendo, el de ahorrar energía, tanto en electricidad como de combustibles fósiles. En la actualidad, los husos horarios en Europa no son los mismos, con España ´una hora más tarde´ que la que marca el meridiano de Greenwich. Cada vez son más las personas que adaptarse al horario que marca este meridiano mejoraría la productividad laboral, favorecería la conciliación entre los aspectos de trabajo y de ocio y promovería un estilo de vida más saludable por el efecto del Sol.

No obstante, la generalización de la medida, con los dos cambios horarios anuales (el de primavera y el de otoño), se introdujo en 1974 debido al fuerte impacto de la denominada ´crisis del petróleo´, que tuvo su apogeo un año antes. Los países productores, integrados en la OPEP, decretaron un aumento de precios que provocó una grave crisis económica. En España, los efectos de esa crisis se notaron durante la Transición, con una gran subida del paro.

Con más luz solar al final del día, se ahorra en el consumo de energía, pero cada vez son más las voces que ponen en duda esta teoría. Ecologistas en Acción señala que no necesariamente tiene porqué ser así.

En el año 2010, la organización desarrolló un estudio en España en el que analizaba el consumo medio diario de energía en los diez días previos y posteriores a los cambios de hora durante tres años. El análisis subrayaba que en cuatro de los seis periodos estudiados aumentó el consumo de energía con el cambio de hora entre un 2,2 y un 2,95 %, mientras que sólo se redujo en dos, un 0,03 % en una y un 2,1 % en otra.

Por otra parte, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA) se muestra favorable a la medida, pero añade que es necesario estimular el "consumo responsable" de electricidad para que estos cambios surtan realmente el efecto deseado.

En España, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) se ha pronunciado en contra de estas dos modificaciones por ser contraproducentes para una efectiva conciliación de la vida laboral y familiar y reclama la vuelta del huso horario español al del meridiano de Greenwich, que marca una hora menos. Actualmente, el horario español se rige por el huso horario que pasa por Berlín, una medida provisional adoptada por el régimen franquista en 1942 y que se ha mantenido.