El "excepcional" estado de conservación de las pinturas rupestres y su multiculturalidad, es decir, su condición de ejemplo característico de cueva que fue "unión entre comunidades paleolíticas", hace 16.000 años, son los dos aspectos que mejor definen la personalidad de La Covaciella, en Cabrales, una de las cavidades más significativas del Norte y perteneciente al selecto grupo de 18 cuevas paleolíticas españolas declaradas Patrimonio de la Humanidad. Marcos García-Diez, profesor de Arqueología de la Universidad del País Vasco y director de los trabajos, presentó ayer, en el Museo Arqueológico, el estudio de la misma. Un acto al que también asistieron el director general de Patrimonio Cultural, Adolfo Rodríguez Asensio, y la consejera de Cultura, Ana González, y que se convirtió en un homenaje a Javier Fortea, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, ya fallecido, autor de los primeros estudios, representado por su viuda, María Jesús Molina. "Fue él quien inició la época moderna en el estudio del arte Paleolítico en Asturias", dijo Rodríguez Asensio, también profesor de Prehistoria en la misma institución. En realidad, como recordó García-Diez, el estudio de La Covaciella "continúa lo que él empezó".

En su primer informe, en el momento del descubrimiento, escribía Fortea: "Puede afirmarse que la excepcionalidad del estado de conservación de las pinturas y grabados se debe, entre otros factores, al continuo aporte de agua que mantiene el soporte empapado, sin chorreos o goteos aparentes, y que ha evitado la formación de escamas de desecación y su posterior desprendimiento".

La cueva, y eso quiso dejarlo muy claro el director de Patrimonio, no se abrirá al público, sólo se entrará en ella para realizar trabajos de conservación o estudios. Según Asensio, para continuar manteniéndola en buen estado y garantizar la conservación de las pinturas será necesario "asegurar el carácter de estanquidad máxima del acceso actual, a fin de no producir perturbaciones en las condiciones microambientales".

En esta monografía, la tercera que publica la Consejería de Cultura, han participado una veintena de personas de instituciones y colectivos: Universidad de Oviedo, Esperteyu, la UNED y el Instituto Geológico y Minero de Asturias.

Marcos García-Diez considera que el estudio era un ejemplo de dos valores fundamentales a la hora de abordar el conocimiento de este tipo de yacimientos, la investigación y la difusión del canon arqueológico. Tuvo también un recuerdo para una de las autoras, fallecida en los momentos finales de la redacción del libro, Lydia Zapata.

"Nuestro objetivo con el Paleolítico siempre ha sido investigar, conservar y difundir, y creo que con esta monografía cumplimos las tres condiciones de manera clara", subrayó Rodríguez Asensio. El director general de Patrimonio admitió que el resto de las cuevas importantes necesita monografías, empezando por Tito Bustillo.

Por su parte, la consejera de Cultura incidió en la importancia de conocer el patrimonio para atender a su conservación y, aunque dijo no conocer las pinturas de La Covaciella, subrayó el carácter emotivo de las visitas a las cavidades. "Todas y cada una de las pinturas que vemos te remiten a una espiritualidad", afirmó.

El libro está editado por la Consejería de Cultura y la Gran Enciclopedia Asturiana (GEA).