Lo dijo de manera suave y precisa Teresa Caso, custodia de la obra de Graciano García todos estos años. Sus versos, los suyos o los de los poetas que admira, leídos en la sede de la Fundación Príncipe de Asturias después de una jornada de trabajo, "abrían espacios de luz". Y los propios, aquellos que le enviaba anotados en cuartillas, servilletas o más tarde remitidos a través del móvil, son "palabra desnuda, limpia y honda, la que te atraviesa el corazón", "la que habla de la vida y de sus pequeñas cosas".

Ayer fue el día de Graciano García. Soñador a lo grande -él mismo dice que no sabe hacer cosas pequeñas-, se empeñó en llenar la sala principal del auditorio de Oviedo para presentar su poemario, el primero y el que resume su vida hasta los 75 años, "Una tierra, una patria, un alma" , 117 poemas que, según el profesor y crítico José Luis García Martín, son "poesía natural y breve que brota del alma como una chispa".

Una vez más, García, periodista, inventor de la Fundación Príncipe de Asturias (hoy con el nombre en femenino) y poeta, logró lo que se propuso. Fue recibido por los mil doscientos asistentes con aplausos de estrella, y sus compañeros de escenario -Ana de la Calle (Ediciones Nobel), Xuan Bello, poeta, prologuista y amigo; Teresa Caso, compañera y alma del poemario, y el ya citado García Martín- le dedicaron palabras de elogio a una vida y una obra que continúan. "Graciano García es un soñador y sabe soñar con los pies bien puestos sobre la tierra", dijo Bello.

"Una tierra, una patria, un alma", el poema que da título al libro, el que Graciano García dedica a los Reyes, el que emocionó a Felipe VI, fue el que escuchó ayer el auditorio, envuelto en bellísimas imágenes de Asturias, leído con profesionalidad por una voz femenina que, en ocasiones, hacía guiños al asturiano. Todo ello envuelto en música de Karl Jenkins, Xuaco Amieva y Leonard Cohen.

Se escucharon otros versos, más íntimos, leídos por García Martín: "Ya está creciendo / el árbol / que dará la madera / de mi féretro" (...) "Pero me conmueve / pensar que nos fundiremos / hasta hacernos / cenizas que serán / semillas de una flor / que nacerá en primavera".

En el poemario, Graciano García rinde homenaje a sus orígenes, a España y a Asturias. "El libro es una reivindicación de España desde nuestra Asturias, su corazón y su raíz", dijo el autor. Y añadió: "No soy poeta, soy un periodista que escribe lo que siente y lo que ve. La poesía es un canto a la bondad humana que se atreve a reivindicar que la maldad no tiene futuro".

Entre los asistentes al acto literario estaban el alcalde de la ciudad, Agustín Iglesias Caunedo; el presidente de la Junta General del Principado, Pedro Sanjurjo; el rector de la Universidad, Vicente Gotor; la consejera de Educación y Cultura, Ana González; el presidente del Colegio de Médicos, Alejandro Braña; el oftalmólogo Luis Fernández-Vega, el senador Vicente Álvarez Areces y la histórica locutora Menchu Álvarez del Valle, abuela paterna de la Reina Letizia, a la que el autor citó expresamente. El colectivo de periodistas era el más numeroso. Se vieron pocos poetas y artistas en general, pero García consiguió no sólo llenar la sala, que era uno de sus objetivos, sino que la poesía se escuchara, tal vez también que se sintiera.

La proyección internacional que buscaba la logró con la asistencia de treinta becarios de Erasmus y con la de un abogado argentino, Gustavo Gimena, que viajó desde Tucumán, acompañado de un sobrino, expresamente para asistir al acto.

Sonaron aplausos para el Rey cuando García se refirió a la emoción que le habían transmitido sus versos, y resonaron para otros protagonistas del acto, algunos solicitados por el autor. "Hay días que al llegar la noche deberíamos mirar a lo más alto y dar las gracias", escribió Claudio Rodríguez. Y citó Graciano García.