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Los discapacitados intelectuales, los grandes excluidos del mundo laboral

Las entidades sociales reclaman con urgencia un nuevo sistema de empleo que combine cualificación y profesionalización real

Dos asistentes al centro de empleo de Latores, de Aspace. NACHO OREJAS

Miles de personas celebraron el Día Mundial del Trabajo, pero otras muchas no tenían nada que celebrar ayer. Los primeros que vienen a la mente son los millones de parados, las personas dependientes o los trabajadores que cada día se dejan la piel para que sus hijos tengan algo que llevarse a la boca. Pero hay otro sector que pasa desapercibido para muchos y que está viviendo una verdadera discriminación laboral. Son las personas con discapacidad intelectual, las grandes excluidas del mercado de trabajo.

Las entidades sociales que dedican su actividad a estas personas en Asturias, encabezadas por la Asociación Pro Ayuda a Deficientes Psíquicos de Asturias (Adepas) y la Federación de Asociaciones para la Integración de Personas con Discapacidad Intelectual de Asturias (Feaps), recuerdan a las instituciones que necesitan una solución urgente y que esas medidas deben ir encaminadas a la creación de un nuevo sistema de empleo que persiga la cualificación y profesionalización real de las personas con discapacidad intelectual, a través de la combinación de formación y empleo.

"Las personas con estas discapacidades son las más excluidas porque las empresas no tienen la misma actitud hacia ellas. No creen que sean capaces", explica Casilda Sabín, gerente de Feaps Asturias. "Los trabajadores con una discapacidad física pueden adaptarse a su puesto si se eliminan las barreras, pueden acceder a la Universidad y competir por un trabajo. Las personas con discapacidad intelectual no pueden acabar sus estudios básicos si no hay una adaptación curricular, casi nadie llega a la Universidad y las entidades tenemos que darles una preparación para que consigan incorporarse al mundo laboral. La situación es muy diferente, pero hay que romper con la estigmatización porque sí son capaces".

Atendiendo al tipo de deficiencia que dio origen a la discapacidad en una persona, se observa que, de todas las personas con algún tipo de discapacidad de España, aquéllas que presentan una deficiencia mental como origen de su discapacidad tienen la tasa de actividad más baja de todas, un 15,4 por ciento, y la tasa de desempleo más alta, un 44,6 por ciento. De los pocos que consiguen un trabajo, suele ser no cualificado, de reponedores o en algún almacén, o como operarios de máquinas. "Antes había algo de hostelería en Asturias, pero ahora no hay nada", dice Sabín.

"Es necesario renovar la práctica de empleo de las personas con discapacidad. Necesitan orientación, formación y acompañamiento". Es por ese programa, por el de empleo con apoyo, por el que apuesta Feaps Asturias como la mejor oportunidad de generar procesos de integración laboral. "Las empresas no apuestan por este formato porque no se quieren hacer cargo del profesional que acompaña a la persona con discapacidad, y estamos asumiendo nosotros el coste. Pero es vital que esto cambie". Este "acompañante" es el que ayuda a la persona a familiarizarse con los recorridos, con los horarios y con las normas. "Cuando aseguramos esas pautas, nos vamos alejando, y su integración ya está garantizada", afirma Sabín.

La gerente de Feaps Asturias asegura que en la región "siempre ha habido un nivel bajo de empleo para las personas con discapacidad intelectual, quitando la moda de contratar a personas con síndrome de Down. Pero eso responde más a marketing que a una valoración de sus capacidades".

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