Algunos animales como los murciélagos y los delfines poseen la capacidad para localizar objetos en el espacio aprovechando los ecos de sonidos de alta frecuencia, de un modo similar a como funcionan los radares. Los científicos han comprobado la importancia que una buena audición tiene también en los humanos a la hora de poder ubicar, sin utilizar la vista, posiciones en el espacio gracias a la percepción coordinada de los dos oídos y con una buena capacidad de escucha de altas frecuencias.

Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Southampton, en el Reino Unido, ha comprobado cómo nuestros oídos nos permiten "actuar como murciélagos". El estudio se ha publicado en la revista "Hearing Research" y ha permitido constatar que es posible ubicar en el espacio un objeto utilizando los ecos que causa en el sonido sin que los participantes en el experimento tuvieran que mover la cabeza para poder tener una mejor percepción del origen de esos ecos. Pero para ello han de contar con unas buenas cualidades auditivas en la gama de las altas frecuencias y en ambos oídos.

Ya un estudio realizado en 2013 demostró que algunas personas ciegas y también otras sin problemas de visión podían utilizar los ecos para establecer la posición de objetos. "Ya sabíamos que los ecos auditivos eran muy importantes en la vida cotidiana de algunas personas ciegas", asegura el doctor Danie Rowan, autor principal del estudio. Sin embargo, pérdidas auditivas, como las asociadas a la edad, merman de manera significativa la capacidad de escuchar altas frecuencias; otras personas, incluso, desarrollan sorderas parciales que pueden afectar a un único oído.

"Lo que pretendíamos era tener una idea clara sobre cómo esas pérdidas auditivas pueden afectar a aquellas personas que se sirven de los ecos para localizar objetos", afirma Rowan. Los investigadores utilizaron un sofisticado sistema informático para poder evaluar todas las variables que influyen en la audición de esos ecos.

En el estudio participaron personas invidentes o con plena capacidad visual a las que se les pidió que determinasen si un objeto (un tablero) estaba situado a la izquierda o a la derecha. Para ello se generó un "espacio auditivo virtual" que reproducía condiciones previamente dispuestas en una cámara anecoica, una sala especialmente diseñada para absorber todas las reflexiones del sonido en paredes y techos. De este modo, os investigadores pudieron eliminar todos los sonidos que no estuviesen relacionados con los ecos producidos por el objeto.

Posteriormente, los sonidos fueron manipulados para simular pérdidas auditivas de altas frecuencias o problemas de audición en un oído. Y los investigadores comprobaron que los participantes podían localizar el objeto con precisión pero sólo si percibían las frecuencias elevadas y en ambos oídos. En la prueba también fue importante tener la seguridad de que los participantes no hacían "trampas" con movimientos de cabeza para poder orientar mejor el origen del sonido.

Este resultado puede ser relevante para mejorar la vida cotidiana de personas con problemas auditivos. "Los fabricantes de audífonos tienden a centrarse en que una persona pueda escuchar de modo adecuado una conversación. Pero nuestra investigación indica que también deberían tener en cuenta si el usuario necesita escuchar ecos".

Los investigadores quieren lanzar a finales de año una aplicación que permitirá a cualquier persona probar los experimentos y, en cierto modo, sentirse un poco murciélago