Los técnicos del departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña confirmaron ayer que ocho de los 57 compañeros del niño infectado con difteria en Olot (Gerona) son portadores de esta bacteria, pero que no desarrollaron la enfermedad porque están vacunados. Por eso, estos ocho menores reciben desde ayer antibiótico y han sido recluidos en sus hogares por orden de la Generalitat, en donde permanecerán hasta que termine el tratamiento.

El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, visitó ayer a Pau, el niño de 6 años que permanece en estado grave en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, y confirmó que tiene afectados el corazón, los pulmones y los riñones. "Le funcionan a través de máquinas", dijo. El titular de Sanidad aseguró que confía en la recuperación del pequeño y que "este caso enseña muchas cosas, como que es importante confiar en la evidencia científica y no dejarse llevar por otros relatos", como el de los grupos antivacuna que convencieron a los padres de Pau para que no lo vacunasen. Sin embargo, la Asociación Española de Pediatría se mostró ayer contraria a que los padres estén obligados por ley a vacunar a sus hijos. "Podría provocar sentimientos negativos hacia las vacunas", dicen.

El consejero de Salud catalán, Boi Ruiz, confirmó ayer que los niños portadores permanecerán en sus domicilios "entre ocho y diez días". Los padres y el entorno de los pequeños también han sido analizados para descartar que existieran más personas que pudieran contagiar a otras que no estén vacunadas, pero no se encontró nada.

Los niños portadores pueden llegar a mantener la bacteria durante más de seis meses en su organismo, por eso Ruiz subrayó la importancia de las vacunas y apeló a la "responsabilidad de los padres" para que dejen de estar expuestos a esta enfermedad. "Si el cien por cien de la población estuviera vacunada no tendríamos este tipo de preocupaciones", advirtió.

En la comarca de la Garrotxa, donde reside el niño afectado, un tres por ciento de la población no está vacunada contra la difteria. Por eso, se han disparado un 20 por ciento las dosis de vacunas suministradas en Olot y se ha lanzado una campaña para que se pida el carné de vacunación a todos los menores que acudan a casas de recreo infantil. Además, el departamento de Salud puso ayer en marcha un comité de crisis para encontrar el foco originario de este brote, una enfermedad que estaba erradicada desde hacía casi 30 años.